Material copiado

Casi todo el material publicado en este blog, ha sido extraido de ANTORCHA órgano de comunicación del Partido Comunista de España (reconstituido). Otros que pertenecen a otras fuentes, son siempre bién señaladas.
Son trabajos con una estupenda elaboración y se trata de publicitarlos lo máximo posible en estos tiempos que corren.
Son imprescindibles.
No he podido pedir autorización para la publicación de los mismos, pero estoy seguro de que contaría con ella sin duda alguna.
Salud y República Popular.

domingo, 15 de abril de 2012

Abelardo Collazo Arauxo (1946-1980)

Nuestro camarada Abelardo Collazo nació en Teis, una aldea próxima a Vigo, en octubre de 1946. Era el mayor de tres hermanos. Desde temprana edad conoció las duras condiciones de vida de los que tienen como único patrimonio su fuerza de trabajo, participando de los padecimientos y aspiraciones de los obreros.
Su padre trabajaba como empleado en Seida y su madre limpiando casas. Durante los primeros años de su vida, la familia vivió en un horno abandonado que se inundaba cuando llovía, mudándose más tarde a una casita que reunía mejores condiciones.
A los 12 años, dejó los estudios, para trabajar en la construcción. Los exiguos sueldos de sus padres apenas bastaban para mantener la familia y el hijo mayor sintió el deber de contribuir con su trabajo; no pudo permitirse el lujo de estudiar.
Dos años estuvo trabajando como aprendiz en la construcción, hasta que a los 14 años su padre le consiguió un trabajo en su empresa, Seida, dedicada a la limpieza y reparación de coches.
Desde esa temprana edad van despertando los principales rasgos de su carácter: es un niño serio, con gran capacidad de trabajo, que se entrega plenamente en todo lo que cree. Aunque tímido y reservado, pronto se gana la simpatía de sus compañeros.
Una de sus aficiones más arraigadas era el deporte. Le gustaba correr, nadar y, sobre todo, la pesca submarina. Cualquier rato libre lo aprovechaba para zambullirse en el agua en busca de algún centollo o mejillón.
En Seida trabaja seis años, junto con su padre. Cuando aún no tiene 17 años, muere su padre. Eran muchos años de trabajo de sol a sol de mala nutrición. Muere de puro agotamiento físico, seco como una naranja a la que se le ha sacado todo su jugo. Entonces Abelardo queda como cabeza de familia; debe cuidar no sólo de sí sino de su madre y sus hermanos, y ha de buscar en la emigración una posibilidad de vida que en su tierra le está vedada.
La emigración en Francia abre un nuevo mundo ante sus ojos. Con menos de 20 años se encuentra fuera de su tierra, en un país extraño del que desconoce hasta el idioma. Debe valerse por sí mismo, hacer frente a la vida él solo, sin conocer prácticamente a nadie.
En París entra a trabajar en la cadena de montaje de la multinacional Citroen. Se incorpora así al sector de vanguardia de la clase obrera: el proletariado fabril y se introduce de lleno en el mundo de la gran fábrica donde experimenta la solidaridad de los trabajadores y las grandes huelgas. Conoce y aprende a odiar a los patrones, a los esquiroles y a los chivatos; descubre los intentos de dividir a los obreros, la marginación y sobrexplotación de los trabajadores de segunda clase, los norteafricanos; vive la rígida disciplina de la gran empresa, disciplina que será una de sus virtudes más destacadas a lo largo de su vida de luchador clandestino.
Esta es sin duda una experiencia fundamental para Abelardo. Su conciencia de clase, ya despertada por las penurias y el trabajo desde la infancia, va madurando. Las intuiciones van tomando cuerpo, se convierten en algo meditado: el patrón es el enemigo de clase al que hay que combatir con la unidad de los obreros. Tiene ocasión de hablar con trabajadores búlgaros y rumanos que le descubren un nuevo mundo, un cambio radical que se está produciendo en sus países de origen: el socialismo. Oye hablar con entusiasmo de una sociedad donde la explotación y la miseria no son ley, sino que están siendo arrasadas por el poder obrero y popular. Es el proletariado, ellos mismos, quienes están en el gobierno y en los tribunales, quienes organizan y dirigen la producción, las escuelas y toda la vida social del país.
Abelardo quiere conocer más y más del sistema socialista. Pregunta, discute, se apasiona. Lo que ha sido posible en esos países también puede serlo en su tierra.
Compagina su trabajo en Citroen con el que realiza en una compañía de limpiezas. Tanto en un sitio como en otro traba numerosas amistades. Es apreciado como trabajador y responsable, que salta con vehemencia cuando intentan pisarle o ante cualquier injusticia contra los compañeros. En su tiempo libre visita algunas familias, así como los bailes y fiestas que se prodigan en los círculos de la emigración gallega y española.

La militancia política juvenil

Tras permanecer un año en Francia, Abelardo vuelve a Galiza, a Vigo. En poco tiempo ha madurado profundamente; ya no es el adolescente que salió dos años antes. Al poco de llegar encuentra trabajo en una empresa de construcción, la Termac, que participa en una de las fases del Polígono de Coia. Entra de listero y, posteriormente, trabaja como peón de albañil. Sus inquietudes políticas, su conciencia de clase, lo llevan a buscar a otros que piensen como él, a una organización que luche contra el régimen de los explotadores, y toma contacto con las Juventudes Comunistas.
No hace falta convencer a Abelardo de que se integre: tiene muy claro que debe contribuir a la lucha política. Para él, el concepto comunista encierra el conjunto de cualidades a las que aspira. Comunistas fueron los que destruyeron el capitalismo en Rusia y otros países, los que defendieron más consecuentemente los intereses de los obreros en la República Española, los que estuvieron en primera fila en la guerra contra los fascistas, los que no se rindieron en el combate con la guerrilla, etc.
La segunda década de los 60 son años de intensa labor política para Abelardo. Se encarga de organizar las Xuventudes Comunistas en la zona viguesa. Comenzó a trabajar entre los amigos del barrio para luego extenderse a todas las grandes fábricas y a los talleres. Organiza aquí y allá células y comités de jóvenes obreros. Despliega una actividad continua de formación política, organización y agitación con octavillas, pancartas y manifestaciones. Tampoco descuida la labor de agitación política y sindical entre sus compañeros de la construcción. Pronto se gana la confianza y el respeto de los obreros.
En esa época los carrillistas siembran ilusiones reformistas, llaman a cambiar el sindicato vertical desde dentro, pretendiendo llevar a votar a las elecciones para ir al copo del sindicato vertical. Abelardo se presenta en 1968 a las elecciones sindicales y es elegido jurado de empresa por los trabajadores de Termac, pasando también a formar parte de la representación sindical de la construcción en Vigo.
Sin embargo, nada más lejos de sus intenciones que caer en la trampa de la legalidad y el servilismo. Unos meses después organiza una huelga por mejoras salariales y otras reivindicaciones junto con otros compañeros. Se hacen asambleas donde se adoptan las decisiones; las huelgas se acompañan con acciones propagandísticas y de protección, con manifestaciones y con los inevitables enfrentamientos con la policía, encierros en los sindicatos, etc.
En esta lucha aparece un método hasta entonces casi desconocido en Vigo: la formación de piquetes para dar su merecido a los esquiroles y chivatos. La huelga de Termac tuvo gran resonancia por toda la ciudad, especialmente por los métodos de lucha utilizados. A raíz de la misma son despedidos los trabajadores que más se han destacado, entre ellos los dos hermanos Collazo.
Abelardo tiene que buscar trabajo nuevamente y lo encuentra, con ciertas dificultades, de peón de albañil en otras empresas.
En este tiempo se producen los primeros enfrentamientos de Abelardo con la dirección carrillista, en base a los métodos de lucha que se utilizan. Tampoco está de acuerdo con el liberalismo que reina en la organización, el compadreo, la política de bares. Para él, como para los otros militantes, una organización de combate debe mantener una férrea disciplina respetando las normas elementales de la conspiración, para hacer frente con eficacia a la represión policial. Las críticas ante la dirección carrillista se suceden una tras otra sin obtener ninguna respuesta.
En 1969 se traslada a Francia como delegado de las Xuventudes Comunistas para asistir a las asambleas preparatorias del Congreso de las xuventudes carrillistas. A ellas asisten los principales dirigentes del partido revisionista, entre ellos el mismo Carrillo. Allí Collazo expone sus críticas a la línea organizativa, al liberalismo, con lo que levanta fuertes polémicas en las reuniones. No recibe contestación satisfactoria a sus planteamientos y vuelve de Francia sin obtener ningún resultado positivo. No obstante, sigue desarrollando con energía su actividad política contra el fascismo.
El proceso de Burgos en 1970 contra los patriotas vascos de ETA despertó en todo el país una ola de indignación y solidaridad. En Vigo se produjeron paros en todas las grandes fábricas, manifestaciones y saltos, pese a que el partido carrillista no pasó de una postura testimonial, argumentando que no había condiciones para sacar a la gente a la calle. Las xuventudes, sin embargo, desplegaron una actividad inusitada con octavillas, pintadas, pancartas y propaganda oral entre las trabajadores.
El malestar existente entre las xuventudes contra la dirección se está dando paralelamente dentro del partido carrillista gallego. Un sector de este partido encabezado por Hierro Chomón propugna una línea realmente comunista y plantea la necesidad de utilizar la lucha armada contra el terror oficial. Fernando Hierro Chomón, obrero de Astilleros Barreras, es el dirigente obrero más popular de Vigo y forma parte en esos momentos del Comité Central del partido carrillista gallego.
Las contradicciones, tanto en las xuventudes como en el partido carrillista, se van agudizando. Las críticas a los métodos organizativos y de lucha van evolucionando hasta cuestionar la línea política. Tanto unos como otros no están de acuerdo con el pacto para la libertad, que lanza a bombo y platillo la dirección revisionista en esta época. Para Collazo y sus compañeros es inconcebible la conciliación con los explotadores, con toda la caterva de asesinos y falangistas. En 1970 Abelardo toma contacto con Hierro y se celebran reuniones entre militantes de las xuventudes carrillistas y del partido carrillista gallego, donde se discuten todos estos problemas. Van comprendiendo la necesidad de crear grupos armados para tomar represalias contra patronos, esquiroles, policía, etc. y deciden reunir fondos para este fin.
Por este tiempo Abelardo recibe los primeros materiales de propaganda de la Organización de Marxistas Leninistas de España y los primeros libros y folletos comunistas. El conocimiento de las obras de Lenin, Stalin y Mao Zedong le causa un gran impacto. Las críticas al liberalismo y a los métodos artesanales de trabajo, las soluciones que ofrece en el terreno de la organización son para él un importante descubrimiento que vienen como anillo al dedo para los problemas que está criticando en el partido.
También tienen una gran importancia clave sus encuentros con un dirigente de la OMLE que viaja a Galiza, Manuel Pérez Martínez, el camarada Arenas. Juntos discuten la situación política del país, los problemas organizativos, el carácter de la revolución en España, las relaciones de la lucha del pueblo gallego con la del resto de los pueblos de España, etc.
Las tensiones con la dirección carrillista culminan en 1971 a raíz de una convocatoria para la huelga general. Abelardo es entonces representante de las xuventudes en el Comité Central del partido carrillista, un representante muy incómodo al que intentan apartar. Se convoca en Vigo una asamblea general de comisiones obreras, xuventudes y partido carrillista de Galiza para preparar la huelga general. En ella se produce un duro enfrentamiento entre la línea oficial y el grupo de Hierro y Collazo. Estos afirman que es necesario organizar de forma efectiva la huelga, con piquetes y grupos de autodefensa, pues hacer una convocatoria dejando indefensos a los obreros, conduciría a la desmoralización y a la liquidación del movimiento. Tras una tormentosa reunión, al ser imposible realizar una política obrera dentro del partido carrillista, deciden separarse de él y formar un nuevo grupo: la Organización Obreira. La casi totalidad de las xuventudes y un importante sector del partido carrillista de Galiza en Vigo abandonaron a los revisionistas siguiendo a Abelardo Collazo y a Fernando Hierro.

Las luchas de Ferrol y Vigo

La Organización Obreira nace en oposición a la degeneración revisionísta en que han abocado los carrillistas y sin tener unos planteamientos políticos totalmente elaborados. En un principio desarrolló una actividad de tipo sindical y reivindicatíva con un carácter radical. Propugnaban métodos de lucha independientes de los sindicatos fascistas y la legalidad, con la celebración de asambleas, la elección de delegados revocables en todo momento, formación de piquetes, etc. Se plantean la necesidad de reconstruir el auténtico Partido Comunista, aunque no llegan a elaborar una línea política completa. Entre tanto, las relaciones con la OMLE se van estrechando y mejorando, aunque sería necesaria la prueba de la colaboración práctica, en las huelgas de Ferrol y Vigo, para llegar a los acuerdos de fusión.
Mientras, se ha avanzado en la estructuración de la Organización Obreira. El organismo central es el Comité de Dirección del que Abelardo forma parte. Disponen de un aparato de propaganda y también funciona el llamado comité militar, que puede disponer de cualquier miembro de la Organización para sus tareas. Sus funciones consisten en el acopio de explosivos y armas, la creación de un fondo económico para estos fines y la ejecución de acciones de sabotaje y castigo. Son numerosas las elecciones realizadas contra directivos de empresas que destacan por su carácter fascista, chivatos falangistas, esquiroles: quema y voladura con dinamita de coches, lanzamiento de cócteles molotov contra chalets, etc.
Amplio eco tuvo en toda Galiza y, especialmente en Vigo, el asesinato de dos obreros durante una manifestación en Ferrol en 1971. Nada más recibirse la noticia, el mismo día, pararon las grandes fábricas, con los Astilleros Barreras a la cabeza y en poco tiempo la huelga se fue generalizando. A todo ello contribuyó decisivamente la Organización Obreira que movilizó a sus miembros para realizar asambleas, parar el trabajo en las fábricas e inundar Vigo de octavillas y pintadas. En una concentración de trabajadores ante la sede de los sindicatos son detenidos Abelardo, su hermano Angel, Hierro Chomón y otros. Son numerosos los detenidos en estos días, pero sólo Abelardo y sus compañeros estarían más de un mes en la cárcel, cumpliendo una sanción gubernativa.
Los sucesos de Ferrol sirvieron para acelerar el movimiento combativo en ascenso de los trabajadores vigueses. El malestar general iba creciendo hasta que estalló al año siguiente, en 1972, la Huelga General Revolucionaria. Por estas fechas se estaban celebrando los convenios en las fábricas más importantes: Citroen y Barreras. En ésta última saltó la huelga y fueron despedidos varios obreros, lo que provocó la solidaridad general del pueblo vigués, dando lugar durante dos semanas a una de las luchas de mayor relevancia de los últimos años del franquismo.
La represión en Galiza y en todo el país fue muy importante. Vigo fue invadida por los cuerpos represivos traídos de distintas partes. En los cuarteles y centros militares de la zona se acuarteló a los soldados. La principal aportación al movimiento obrero de la Huelga General Revolucionaria de 1972 fue la aplicación, por primera vez en nuestro país, de los métodos de la guerrilla urbana en las luchas populares.
Vigo estaba totalmente paralizado. Los obreros actuaban en grupos que saltaban en puntos distintos de la ciudad trayendo en jaque a la policía de un sitio a otro. Se respondía con cócteles, piedras y palos a las cargas policiales; incluso desde las casas se lanzaban tiestos y otros objetos. Se levantaban barricadas aquí y allá que luego se incendiaban, se cortaba el tráfico con árboles, etc.
La Organización Obreira fue quien encabezó la huelga general viguesa, como tuvo que reconocer la prensa y el mismo partido carrillista. Se desencadenó en consecuencia una feroz represión contra ella. Muchos de sus militantes fueron detenidos y apaleados, destacando el caso de Casimiro Xil Arauxo encargado del aparato de propaganda. Fue torturado sádicamente: le arrancaron la mitad de la dentadura, le partieron las cejas, le dañaron la columna vertebral y marcaron todo su cuerpo con heridas y moratones.
Abelardo se vio obligado a pasar a la clandestinidad pues la policía le buscaba como uno de los principales dirigentes de la huelga.
La Huelga General contribuye decisivamente al estrechamiento de lazos de la 0rganización 0breira con la OMLE y a facilitar la comprensión de la necesidad de una organización comunista centralizada, de una organización de la clase obrera de todas las nacionalidades del Estado. La OMLE despliega una amplia labor en todo el país, en la medida de sus fuerzas, en apoyo de las luchas de Vigo e imprime las octavillas a la Organización Obreira cuando cae el aparato de propaganda de ésta.
Poco después nace, en base a la Organización Obreira, la Organización de Marxistas-Leninistas de Galiza (OMLG), integrada en la OMLE. Abelardo fue el principal impulsor de la fusión, el que la defendió con mayor firmeza.
Pasó a formar parte del Comité de Dirección de la OMLE, por lo que se tuvo que trasladar a Madrid, donde vivió en la clandestinidad para evitar el acoso policial. Sin embargo, hizo frecuentes viajes a Galiza como responsable de la Organización en esta nacionalidad, desplegando una intensa lucha ideológica, pues algunos militantes no veían clara la reciente fusión, y había quienes criticaban que se hubiera abandonado la lucha armada.
El camarada Alfonso, como le conocemos sus camaradas, defendió el que los trabajadores de todos los pueblos de España lucharan solidariamente, encabezados por el Partido de vanguardia, contra el enemigo común: el fascismo. También explicó que la tarea principal era la reconstrucción del Partido Comunista que serviría para, más adelante, impulsar el trabajo de masas y, en particular, la lucha guerrillera. Igualmente viajó a distintos puntos del país para dar charlas en Cádiz, Madrid y otras ciudades explicando el desarrollo del movimiento obrero vigués, el trabajo de la Organización Obreira y las vicisitudes de la Huelga General Revolucionaria, transmitiendo las experiencias del joven proletariado gallego a los trabajadores de todo el país.

De la I Conferencia de la OMLE al Congreso Reconstitutivo del Partido

En junio de 1973 se celebra la I Conferencia de la Organización de Marxistas-Leninistas de España. Con ella se culmina un trabajo de creación de núcleos comunistas en las nacionalidades y en las principales localidades y de asentamiento de las bases políticas de la Organización. Asisten delegados de Galiza, Euskadi, Cataluña, Sevilla, Cádiz, Córdoba. En ella se dan cita mujeres y hombres, comunistas que más tarde saltarán a las páginas de los periódicos, buscados como peligrosos terroristas por su labor de denuncia política del fascismo. Entre ellos está Manuel Pérez Martínez, el camarada Arenas, escayolista madrileño, que es el principal impulsor de la OMLE. De Francia viene Francisco Javier Martín Eizaguirre, presidente de la Conferencia, un veterano de la emigración, fundador de la Organización en 1968 que luego sería asesinado por la policía española en París. De Cádiz vienen José María Sánchez Casas, entonces dirigente de un grupo de teatro y Juan Carlos Delgado de Codes, estudiante de náutica, dirigente del Partido que sería asesinado por la espalda en 1979 en una emboscada que le tendió la policía. De Córdoba llegó José Balmón Castell, dirigente obrero de la fábrica Secem. De Barcelona Juan Martín Luna, albañil gaditano. De Madrid, Isabel Llaquet Baldellou, Enrique Cerdán Calixto... Por parte de la delegación gallega estuvo presente, entre otros, Fernando Hierro Chomón.
En la I Conferencia de la OMLE se marca claramente como primer objetivo la reconstrucción del Partido Comunista, para lo que hay que avanzar en la consolidación de la Línea Política y en la ampliación de las bases orgánicas del Partido. La Conferencia sirvió también para deslindar los campos con los revisionistas y con los oportunistas de izquierda. Hay que tener en cuenta que la OMLE nació en 1968 entre un marasmo de grupos y siglas, todos pretendidamente comunistas, de izquierda. El desarrollo de la Organización estuvo ligado a una constante lucha ideológica, de desenmascaramiento del oportunismo, tanto de derechas como de izquierdas.
Tras la Conferencia Abelardo es cooptado para el Comité de Dirección y pasa a ocuparse de la Sección Técnica de la Organización. Esta sección es la encargada de la realización de las expropiaciones, elaboración de carnets de identidad y documentos, recuperación de armamento, etc. Son los primeros pasos que se dan en el terreno militar, el embrión de un proyecto que desembocará años más tarde en el nacimiento de una organización independiente: los GRAPO.
Collazo y otros camaradas de la Sección Técnica realizan en este periodo numerosas expropiaciones de máquinas de impresión, necesarias para la edición de propaganda antifascista y comunista. Con ellas nutren el aparato central y los de las Organizaciones nacionales, regionales y locales. Son también frecuentes las expropiaciones bancarias para hacer frente a los gastos de la Organización. No obstante, la vida de Abelardo y la del resto de los camaradas es dura, exenta de lujos, teniendo muchas veces el dinero escaso para comer ellos y sus hijos. Todos trabajan para mantenerse. Un comunista debe autosostenerse, comer con el fruto de sus manos, siempre que le sea posible. En este tiempo, Abelardo trabaja como albañil en varios tajos del polígono industrial de Fuenlabrada (Madrid).
Para efectuar estas acciones se consiguen las primeras armas: varias pistolas, ya antiguas, y algunas escopetas, teniendo que suplir con audacia la escasez de armamento. Estos años son de aprendizaje, de ir conociendo lo elemental en casi todo, desde expropiar un coche hasta falsificar el primer carnet de identidad. Poco a poco se van dando pasos, se va ganando en experiencia. Se asalta una comisaría y se consiguen varios miles de tarjetas de identidad sin rellenar. Se investigan y se establecen los pasos de frontera para contactar con el exterior. También es obra de la Sección Técnica la acción contra un chivato que intentó infiltrarse y que quedó gravemente herido.
Paralelamente a su actividad en la Sección Técnica, Abelardo efectúa de tiempo en tiempo, viajes a distintas localidades. Allí da charlas, se reúne con militantes y obreros recién contactados en fábricas, con simpatizantes... Sabe llegar al fondo de las cuestiones y, como obrero que es, conoce la mentalidad, las dudas y problemas de los trabajadores y consigue captar enseguida la atención y el respeto de su auditorio. No es un orador brillante sino un camarada con las ideas claras, con fe y energía inquebrantables.
La OMLE ha dado los pasos imprescindibles para la reconstrucción del Partido. Los planteamientos políticos de la Organización se van enriqueciendo y viéndose corroborados en la práctica. Los núcleos se han extendido, se han creado y asentado mínimamente grupos comunistas en todas las nacionalidades y en las principales zonas del país. El Congreso Reconstitutivo es convocado en 1975 y se celebra en junio de ese año en Santander. De él nace el Partido Comunista de España (reconstituido).
Abelardo, como miembro del Comité de Dirección saliente, rinde cuentas de su trabajo ante el Congreso. En él hay delegaciones de Cataluña, Madrid, Euskal Herria, Galiza, Asturias, Andalucía, Valencia, Organismos centrales y del exterior. Los principales dirigentes están presentes; más tarde la represión se cebaría en ellos poniendo miles de policías en su busca. Unos serán asesinados, otros están encarcelados y condenados a siglos de cárcel, otros continúan la lucha clandestinamente contra el régimen.
El nacimiento del PCE(r) es uno de los acontecimientos políticos más relevantes de los últimos meses de la época de Franco. Bajo el suarismo, el PCE(r) fue uno de los protagonistas de la lucha social y política. Sobre él, la prensa oficial se volcó con campañas de difamación y desinformación.
En el Congreso se señaló que la Reconstrucción del Partido era el fruto de muchos años de trabajo y esfuerzo, era el primer paso en la organización del proletariado y el pueblo contra el fascismo y por el socialismo. En el Informe Político presentado por el camarada Arenas se enmarca tanto la situación nacional como la internacional. Se expone la crisis general del capitalismo y el hundimiento del sistema imperialista. De nuestro país se señala la crisis del fascismo y de las ilusiones reformistas, lanzándose la consigna de resistencia activa al fascismo, de prepararse para hacer frente a la represión y el terror.
En el Congreso, Abelardo fue elegido por los delegados como miembro del Comité Central del Partido. Con ello se reconoció su valía y firmeza como obrero comunista y su importante papel en la tarea de la Reconstrucción del Partido.

Creación de los GRAPO

Al finalizar el Congreso, Abelardo continúa su actividad en la Sección Técnica. Era consciente de que la lucha armada es imprescindible en las condiciones en que se desarrolla la lucha de clases en nuestro país. Un grupo de comunistas, especialmente Cerdán Calixto, Hierro Chomón y Abelardo, venían trabajando en el terreno militar con miras a sentar las bases de una organización guerrillera antifascista. La ola represiva desatada en el verano de 1975 corroboraba esta necesidad del movimiento antifascista. El régimen, sembrando el terror, pretendía demostrar que su poder era invulnerable y que cualquier tipo de resistencia resultaba impotente, para desanimar al movimiento popular y acallar la resistencia cada vez más en aumento.
Los planes de creación de una organización militar están, en aquel momento, inmaduros, pero es necesario dar una respuesta inmediata. En agosto de este año, Abelardo junto con otros guerrilleros ajustician a un guardia civil hiriendo gravemente a otro y recuperan su armamento. Pero la represión sigue en aumento culminando en el fusilamiento de cinco antifascistas el 27 de septiembre. Tres días más tarde, el 1 de octubre, el verdugo Franco prepara otra de sus bufonadas en la Plaza de Oriente para respaldar sus últimos crímenes. Ese mismo día, mientras se celebraba la farsa, se le da la respuesta adecuada: cuatro policías son ejecutados en distintos puntos de Madrid. Abelardo estuvo al frente de uno de los comandos y participó activamente en la preparación del conjunto del plan.
La acción del 1 de octubre, de la que tomarían su nombre los GRAPO, corresponde a una acuciante necesidad de respuesta ante la situación política del momento, y no a que se hubieran cubierto todas las etapas en la consolidación de la Organización. Todavía había de pasar un tiempo para completar su infraestructura, recoger información, probar nuevos militantes y adquirir experiencia antes de salir a la luz pública.
Sin duda esta acción tuvo una importancia decisiva en el retroceso que poco después se vio obligado a dar el régimen. Las movilizaciones populares contra los asesinatos del 27 de setiembre, tanto en el interior como en el exterior, habían puesto en la picota a la oligarquía. Las operaciones del 1 de octubre fueron la puntilla: demostraron que la represión lejos de acabar con la resistencia y la lucha armada popular, las intensifica. A partir de esta fecha, toda la prensa y demás voceros del régimen empezaron a hablar de la democracia a la española, de la necesidad del cambio político...
En el Pleno del Comité Central celebrado poco después de estos acontecimientos se estudia la situación planteada ante el retroceso del régimen y la muerte de Franco. Se ve la posibilidad de incrementar la lucha de masas, por lo que se decide mandar cuadros experimentados a sus lugares de origen para que impulsen el movimiento. Abelardo y Fernando Hierro se trasladan a Galiza, Collazo se instala en La Coruña. Allí busca trabajo en la construcción para mantenerse, a la par que desarrolla la actividad política en El Ferrol, Puentes, Coruña, etc., realizando reuniones y asentando núcleos obreros.
No obstante, no deja de lado el trabajo militar. Hierro y él han estudiado la posibilidad de recuperar una importante cantidad de dinamita en un polvorín pontevedrés. La detención de Hierro no suspende los planes y Abelardo prepara la acción, pone a punto los medios y recurre a varios compañeros para la operación. En mayo de 1976, Cerdán Calixto, Abelardo y otros recuperan cerca de una tonelada de goma-2, mechas y detonantes del polvorín de la Reigosa, además de algún armamento. El fascismo tendría pronto constancia del empleo de la dinamita.
A partir de esta operación, pasa a dedicarse plena y exclusivamente al trabajo militar. En el tiempo transcurrido se había avanzado sustancialmente. Se realizaron acciones de recuperación de armamento: el asalto al cuartel del Ejército de Tierra en la calle Princesa de Madrid, donde participa Abelardo; la expropiación de granadas en otro cuartel madrileño y de metralletas y pistolas en uno de Santiago. Se pone a punto la infraestructura, se amplía día a día el trabajo de información. Está formado un grupo dedicado a la investigación y fabricación de aparatos necesarios para la guerrilla, donde se fabrican distintas armas, se falsifican documentos y carnets de todo tipo con gran perfección. Igualmente ya funcionan comandos en Euskal Herria, Barcelona, Madrid, Sevilla y Galiza. Y al frente de la Organización hay una dirección, de la que Collazo forma parte.
Con estas premisas, los Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre (GRAPO) surgen públicamente, con la colocación simultánea de más de 30 explosivos el 18 de julio de 1976, contra monumentos, locales e instalaciones del régimen en todo el país. Días después, el 31 de julio, se realiza una nueva campaña de colocación de explosivos en respuesta al montaje intoxicador urdido por la prensa burguesa. Abelardo, como integrante del Comando Militar Central de los GRAPO, participa en la planificación y ejecución de la operación, dirigiendo en particular las distintas acciones realizadas en Barcelona.
Poco después, en agosto, mantiene un tiroteo con la policía en Jerez de la Frontera junto con otro militante de los GRAPO, cuando estaban efectuando una acción de propaganda por la muerte de los camaradas Fausto Peña y José López Ragel, cuando colocaban un explosivo en Sevilla. En el tiroteo, a escasos metros y a cuerpo descubierto frente a los policías, agota la munición por lo que busca refugio en una bodega. Allí explica a los trabajadores su militancia y les pide ayuda para escapar de la persecución de la que es objeto. Le proporcionan un mono de trabajo con el que consigue salir sin ser reconocido y eludir el cerco policial.

De la Operación Papel a la Operación Cromo

En noviembre de 1976 se celebra una reunión que tiene papel crucial para el movimiento de resistencia: el III Pleno Comité Central del PCE(r), al que Abelardo asistió. Su importancia reside en que en este Pleno se ponen las bases para la fundamentación teórica y política del papel de la lucha armada en nuestro país. En el documento político salido de la reunión aborda la situación de los países capitalistas avanzados, proceso de fascistización en estos países, con el incremento aparato represivo, el Estado policíaco, y la importancia de la guerrilla como punta de lanza del movimiento popular. Se señalan las relaciones mutuas entre el movimiento político de resistencia y la lucha armada. Se plantea cómo ya no es posible acumulación pacífica y progresiva de fuerzas para llegar a insurrección, sino que se presenta como más probable un proceso insurreccional ascendente. Por último, se añadían varios textos de los clásicos del marxismo-leninismo que avalaban tesis expuestas. A finales de ese año, el Gobierno suarista monta el referéndum sobre la reforma política en un intento de legitimar franquismo sin Franco, el viejo régimen con nueva fachada. La televisión, radio y prensa se volcaron en una campaña machacona de intoxicación de la opinión pública, cantando las excelencias del suarismo. Los GRAPO deciden desenmascarar esta farsa y para ello realizan varias acciones contra los medios de comunicación oficial: la Operación Papel. Siete repetidores, estaciones de televisión, como la de la bola del mundo en Navacerrada, Paseo de la Habana en Madrid, Valencia, Valdileche en Cuenca... son volados simultáneamente con goma-2. Abelardo al frente de un comando realiza varias de estas operaciones.
La farsa de la reforma continúa a bombo y platillo y en pleno apogeo de esta campaña, los GRAPO realizan la Operación Cromo. Esta es una de las acciones de mayor envergadura realizada por la guerrilla en España. Abelardo discute y planifica en el seno del Comando Militar Central la Operación y participa tanto el apresamiento de Oriol como en el posterior de Villaescusa. El objetivo de la Operación Cromo es doble: por una parte, denunciar al régimen que no es sino la continuación enmascarada del anterior, en medio de la farsa del referéndum, y, por otra, conseguir la libertad de alguno de los numerosos presos políticos encarcelados, lo que abriría las puertas a una amnistía general. La Operación se inicia con el apresamiento de Oriol y, en caso de que no cedieran, se continuaría tomando rehenes hasta lograr el objetivo.
Oriol es el presidente del Consejo de Estado, la tercera personalidad del aparato político fascista y uno de los mayores y más influyentes oligarcas del país. El día 11 de diciembre de 1976 un comando de siete miembros realiza la acción. Mientras tres de ellos reducen y vigilan al personal de la entrada, el resto sube a las oficinas. Cerdán, Hierro y Abelardo entran en el despacho de Oriol al que reducen con facilidad. Collazo da una vez más muestras de sus cualidades como guerrillero: decisión, energía y temple. Con un grito inmoviliza a los empleados que intentan escapar. Poco después parte del comando sale con el presidente Consejo de Estado en su poder, mientras Abelardo permanece durante 20 minutos en el lugar para dar tiempo a la retirada de compañeros.
El impacto es enorme. Al día siguiente, se hacen públicas las condiciones para el canje de Oriol: la libertad de 15 presos políticos, militantes de varias organizaciones antifascistas y patriotas.
La policía saca días después las fotos de Abelardo y de otros guerrilleros y pide la colaboración ciudadana para lograr su detención. Por supuesto, nadie colabora, nadie que pudiera haberles reconocido llama a la policía... Mientras, Abelardo sigue desarrollando su trabajo: hay que preparar la campaña propagandística de carteles y octavillas que inundan varias ciudades, para acompañar la Operación Cromo.
En todo el país, especialmente en Euskal Herria, arrecia la campaña pro-amnistía. El apresamiento de Oriol sirve de acicate a esta lucha. Para dar un nuevo impulso, el PCE(r), los GRAPO y otras organizaciones populares llaman a la huelga general para el 10 de enero de 1977, por la liberación de los presos políticos. La organización armada despliega una intensa labor agitativa. El día de la convocatoria un comando de los GRAPO acude a la fábrica CASA Madrid, donde en coordinación con grupos de obreros de la factoría, se planea dar un mitin. Abelardo es el responsable del comando. Tras dar el mitin en una de las naves de la fábrica, un grupo de guardias jurados, armados con escopetas, trata de interceptar y detener al comando. Abelardo saca la metralleta y dispara varias ráfagas contra los guardias, hiriendo a varios de ellos en las piernas. Se entabla un tiroteo y el comando logra escapar. Las multitudinarias manifestaciones pro-amnistía son contestadas con balas y porrazos. En Madrid la policía asesina a dos manifestantes. El comando en respuesta esto y para dar más fuerza a las exigencias, decide apresar al teniente general Villaescusa, presidente del Consejo Supremo de Justicia Militar, institución directamente responsable de los fusilamientos de los cinco antifascistas. El día 24 de enero un comando, del que forma parte Abelardo, aborda el coche de Villaescusa. Reduce al chófer y al general y conducen a éste a una vivienda donde le tendrán retenido.
Este nuevo golpe de la guerrilla pone de manifiesto una vez más la vulnerabilidad del régimen. La reacción de los monopolistas es histérica; montan la matanza de Atocha (donde son asesinados cinco abogados laboralistas) en un intento de amedrentar al pueblo. La respuesta popular no se hace esperar, saliendo a calle masivamente a manifestar su odio a los asesinos fascistas. La respuesta de los GRAPO a la matanza de Atocha también llega unos días después: dos comandos abaten en Madrid a dos policías y un guardia civil, hiriendo gravemente a otros tres.
Abelardo dirigió una de estas acciones de castigo, operación que fue especialmente accidentada y que sirvió para demostrar el temple de los guerrilleros. En el relato oficial de los GRAPO, después de describir la acción contra los policías narraba así la operación en que participó Collazo: La sorpresa en cambio no fue conseguida en la acción contra la guardia civil, pues al tener lugar bastante tiempo después estaba ya alertada. Al entrar nuestros soldados en la Caja Postal de Ahorros, un guardia comenzó inmediatamente a disparar a ráfagas sobre uno de los nuestros, el cual pudo arrojarse al suelo. No obstante, tanto el guardia que disparó como su pareja, fueron abatidos rápidamente en un intenso tiroteo a distancia inmediata. Cuando nuestros combatientes se dirigían al vehículo que los aguardaba, llegaba un automóvil de la guardia civil, al parecer con dos ocupantes... A uno de los nuestros se le cayó en ese instante la pistola, cosa que fue observada desde el vehículo policial, del que salió inmediatamente un sargento. Pero nuestro combatiente pudo adelantársele derribándolo de un culatazo en la sien y volverse rápidamente, momento en el cual otro de los nuestros arrojó al vehículo de la guardia civil una bomba de mano, que acabó por neutralizar a los ocupantes del mismo.
Entre tanto, el cerco policial en torno al comando se intensifica. Miles de policías y chivatos recorren la ciudad en busca de alguna pista. Hay controles en numerosos puntos, batidas en barrios, etc. Sin embargo, sería el descubrimiento de la policía del método utilizado por los GRAPO para conseguir los coches lo que facilitaría fundamentalmente la localización y liberación de los rehenes.
Localizado, a través del coche, uno de los integrantes del comando es detenido. Abelardo, cuando se dirige al piso del compañero capturado, tiene un intenso tiroteo con la policía, logrando escapar. Como medida de seguridad, los rehenes son cambiados de piso. Collazo pasa a ocuparse de la custodia de Villaescusa en un piso de Alcorcón. Pero de la misma forma que el primero, es localizado y detenido Cerdán Calixto, responsable de la Operación. A éste le ocupan las llaves del piso en que estaba Villaescusa con una inscripción de la urbanización en que la que se encuentra. El 11 de febrero, policías de paisano rodean el edificio. Con la llave encontrada abren la puerta. Abelardo, que se encuentra dentro, con la metralleta al lado, cree que quien abre es el compañero. Cuando quiere reaccionar un numeroso grupo de policías le rodean, le tira al suelo, haciendo inútil la reacción defensiva de Abelardo.
Pese a la detención del comando y la liberación de los rehenes, la Operación Cromo tuvo una gran importancia y se alcanzaron en gran medida los objetivos. No es una derrota, explicaron los GRAPO tras el desenlace. Durante los dos meses que duraron los secuestros, se denunció al régimen: era una prueba palpable de su debilidad, de que era posible hacerle frente con éxito. Si los rehenes no fueron ejecutados en poco tiempo fue, según explicaron los GRAPO, porque manteniéndolos presos indefinidamente se colocaba a la oligarquía en una situación muy difícil: era un cáncer que les impedía gobernar y que minaba su prestigio. Por otra parte, la Operación Cromo contribuyó decisivamente a la liberación de la mayoría de los presos políticos en 1977. Poco antes de la Operación, el gobierno hizo declaraciones de que no habría más amnistías y, al poco de producirse el apresamiento, Martín Villa se apresuraba a decir que el gobierno estaba estudiando nuevas medidas de gracia. Sin embargo, esta amnistía no alcanzó a los integrantes el comando que realizó la Operación, a quienes tanto hablan contribuido a conseguirla.

Torturas en la DGS. La lucha continua en la cárcel

Abelardo permaneció 23 días, cuatro largas semanas, en los calabozos de la DGS, sometido a todo tipo de torturas y vejaciones. Él mismo lo relataría así en un escrito recogido en el Informe Oficial de los GRAPO sobre la Operación Cromo: Me detuvieron el 11 de febrero cuando estaba custodiando a Villaescusa. Cuando entraron me rompieron los pantalones, me ataron las manos y las piernas con correas, cables y esparadrapo y me llevaron a la DGS a fuerza de golpes y patadas por todo el cuerpo, especialmente en el estómago, hígado y costado derecho. Después de esto me colgaron en una barra de hierro, colocándome en las muñecas y en las esposas, mientras me dan con la porra en los pies, turnándose cuando se cansan. Otro me golpea en el costado derecho y otro va retorciendo la barra en la que estoy colgado. El cuadro se parecía al de los verdugos de la Edad Media, parecían salvajes o locos. Así me tuvieron durante algún tiempo. En las dos piernas me han producido derrames, desde las rodillas hasta lo pies todo estaba negro. No podía andar cuando iba al wáter. Los primeros días tenia que ir a gatas. El costado derecho, a la altura del hígado, lo tenia igual de negro que las piernas. Hoy, después de casi dos meses, tengo todavía hinchados los tobillos y no siento nada en parte de la mano izquierda por efecto de los grilletes. Después de estos 23 horribles días es trasladado a la cárcel de Carabanchel. La prisión está hecha para destruir a la persona, someterla y humillarla. Por eso es fundamental en la cárcel conservar la dignidad, seguir luchando contra las humillaciones. Abelardo tenía esto muy claro y siempre fue un ejemplo para sus compañeros. Su alegría y sus bromas, su seriedad en el trabajo y la vitalidad, su confianza infinita en la causa emprendida y en los camaradas no podrán ser olvidados por quienes le conocieron. Tampoco la cárcel pudo doblegar a un hombre acostumbrado a llevar la cabeza alta y la verdad en la boca, seguro de la justeza de su lucha y con sólidos principios comunistas. Su comportamiento y trato fue y sigue siendo ejemplo para todos sus compañeros y cuantos le conocieron.
El tiempo que pasó en prisión lo aprovechó en adquirir unos conocimientos que se le habían negado en los primeros años de su vida, estudió y aprendió todo aquello que era útil para la causa del pueblo.
En la época en que Abelardo y sus compañeros entran en la prisión se desarrolla un movimiento entre los presos sociales contra las condiciones inhumanas de encarcelamiento y en petición de mejoras. Los motines se extienden a todas las cárceles. Abelardo contactó con los principales dirigentes de la COPEL y mantuvo buenas relaciones con los presos más conscientes del movimiento, ganándose su respeto.
A raíz de un motín en Carabanchel, son trasladados a Córdoba los presos de los GRAPO y los principales dirigentes de la COPEL. Nada más llegar allí se ponen a trabajar para preparar la fuga: el deber de todo prisionero es evadirse para incorporarse al combate en la calle. Con gran organización se iniciará el túnel. Abelardo es el principal encargado de realizarlo, es el primero en bajar y arrancar la tierra con el pico centímetro a centímetro. Cuando apenas quedan tres metros para salir, son trasladados de nuevo a Carabanchel. De allí los presos de los GRAPO son conducidos a la cárcel de Soria.
Meses después, en enero de 1978, llegan nuevos militantes de los GRAPO y del PCE(r) a Soria, forman un grupo numeroso y constituyen la Comuna Carlos Marx. Se organiza el tiempo y las actividades para evitar la desidia y la desmoralización que provoca la vida carcelaria. Se divide el día dejando tiempo para la gimnasia, el estudio, el esparcimiento, los trabajos manuales, las reuniones... Dentro de la comuna funciona la Escuela donde se imparten temas sobre historia, literatura, marxismo-leninismo, etc. Hay una biblioteca que se amplía día a día. Todas las semanas se organizan reuniones y actividades culturales donde los grupos musicales formados, los incipientes poetas y escritores exponen sus cualidades. Abelardo es un entusiasta de la música de su tierra y se convierte en el principal impulsor del grupo coral gallego. Por las tardes, dos o tres horas, se dedican a trabajos manuales: hay que contribuir en la medida de lo posible, incluso en la cárcel, al autosostenimiento, conforme al principio: quien no trabaja no come.
Por supuesto, este régimen de vida no se consigue sin sacrificios sino a costa de continuos plantes, huelgas de hambre y enfrentamientos con los carceleros que intentan imponer por todos los medios su destructiva disciplina carcelaria. Abelardo, en los casi tres años que estuvo en la cárcel, realizó cerca de 10 huelgas de hambre, algunas de casi un mes de duración para evitar ser pisoteados por los carceleros.
En febrero de 1978 le trasladan una vez más a Carabanchel para someterle a juicio. Allí participa en un túnel que han abierto los camaradas con anterioridad. Cuando está dentro de él, junto con otros, el túnel es descubierto, pero consiguen salir de él sin ser vistos aprovechando la oscuridad. La dirección empieza los interrogatorios. El preso anarquista Agustín Rueda Sierra es asesinado a golpes por los carceleros y Abelardo es trasladado inmediatamente a Soria.
Sólo se es libre luchando y Abelardo cristalizó, una vez más, las ansias de libertad de su clase y su pueblo al preparar la construcción de otro túnel. Los trabajos están perfectamente planificados y distribuidos. Unos juegan al ping-pong para amortiguar los ruidos. Mientras un grupo pasea, otro recoge la arena en la celda de la que parte el túnel y por medio de cajas la pasan por un hueco disimulado en el techo, bajo el fluorescente, y otro grupo se encarga de recogerla y esconderla en el falso techo. Por último, otros están encargados de picar con los instrumentos rudimentarios de que se dispone. Como en otras ocasiones Abelardo marcha a la cabeza de los picadores. Pasa horas y horas en el hueco. Pese a su complexión ancha, entra como ninguno por los más difíciles y estrechos pasos del túnel. Su realización es muy dificultosa; hay trechos en que hay que horadar piedra viva. Al final del túnel casi no llega el aire y es necesario bombearlo por medio de un secador de pelo y un tubo... Cuando se llevan 60 metros de túnel, ya fuera de la cárcel y buscando la red de alcantarillado, el agujero es descubierto casualmente en un cacheo. Son muchos meses de trabajo cuidadoso y penoso. No importa, se volverá a intentar.
En este tiempo, Abelardo no sólo participa en los trabajos del túnel sino también en todas las actividades comunales. Destaca especialmente su contribución a la redacción del folleto Experiencias de tres años de lucha armada donde se recoge el análisis de las experiencias de la Organización guerrillera en el combate armado.
A las provocaciones de los carceleros hay que añadir los cacheos de la policía política que, de mes en mes, tienen como exclusivo objetivo robar cartas, fotos de los familiares, destrozar las celdas y los trabajos manuales, etc. En una ocasión trataron de excarcelar por segunda vez a un combatiente para volver a torturarlo en la DGS. La firme oposición de los prisioneros ocasiona una batalla campal. Los antidisturbios se emplean a fondo con bolas, porrazos y botes de humo, destrozando media cárcel. No conformes con esto, la dirección sanciona a los presos con dos meses de celdas de castigo. En respuesta, los presos se declaran en huelga de hambre. A los 28 días, dos de ellos sufren un agravamiento, uno por un ataque al corazón. Los carceleros se niegan a sacarle al hospital. Los que todavía pueden ponerse de pie, entre ellos Abelardo, se abalanzan sobre los policías que les rodean. Collazo se desabrocha la camisa del pijama y ofrece su pecho a las balas de los antidisturbios que, armados hasta los dientes retroceden. Las protestas surgen efecto y los dos presos son hospitalizado. Poco después, la Dirección de Prisiones anula la sanción y los presos cesan la huelga.
A finales del 78 son trasladados a la prisión de Zamora. Celdas con un palmo de agua, las paredes rezumando humedad y con el único mobiliario de un jergón. En protesta por esas condiciones de reclusión, se inicia una nueva huelga de hambre que dura 22 días, tras la que se consiguen algunas mejoras.
Al igual que en Soria, se organiza la vida de la Comuna Carlos Marx. Inmediatamente se estudian las posibilidades de fuga. No tardarán en ponerse manos a la obra.
En los lavaderos del patio, bajo la escalera, se empieza cavar. Abelardo con el travesaño de una cama da los primeros golpes y, otra vez, será el primero en la brecha, arrancando terrón a terrón, hacia la libertad. Nuevamente se monta en torno a los trabajos del túnel la operación para arroparlos; la vigilancia las maniobras de distracción, etc. Se estudia la dirección y longitud que ha de tener el túnel para pasar los muros varios metros bajo tierra y alcanzar terreno libre. No son muchos metros pero sí especialmente difíciles y duros. Se invierten varios meses en alcanzar el objetivo.
Mientras, la vida comunal transcurre con normalidad, sólo alterada por las luchas continuas para hacerse respetar por los carceleros. Abelardo, además de los trabajos del túnel, desempeña sus responsabilidades dentro de la Comuna. Hace gimnasia, lee estudia, realiza las tareas de limpieza y cocina. En los trabajo manuales es el más rápido y eficiente en la confección de toquillas, bolsas de lana, etc. Muchos compañeros nuevos en la comuna aprenden el oficio de las manos, al ritmo rápido e incansable, de Abelardo.

La fuga de Zamora

A mediados de diciembre de 1979 el túnel está prácticamente concluido. Los camaradas que saldrán por él ultiman los detalles de calzado, ropa y comida. Se reúnen y se trazan planes. Aunque sus rostros no traslucen nada especial, se respira un cierto nerviosismo, hay un ambiente tenso. Ha llegado el momento clave. El 17 de diciembre es el día escogido. Hasta la cena todo ha sido normal. Al terminar sólo los veteranos pasean por el patio, pese al frío. Los cinco camaradas ya están dentro del túnel. Han entrado a las 8'15 y quince minutos después cambia la guardia de los civilones de las garitas que repiten mecánicamente los movimientos que han sido vigilados decenas de veces por el grupo de fuga. Se quitan las últimas piedras, las últimas manotadas de tierra y penetra por el túnel la claridad de la luna. Sale Abelardo que corre cuesta arriba por el monte que nace en el muro mismo de la cárcel. Le siguen Brotons Beneyto, Cerdán Calixto, Hierro Chomón y, por último, Martín Luna. Todo ha ido bien; los guardias civiles nada han notado. Disponen de un mínimo de margen hasta las 9'15, aunque es más probable que dispongan hasta las 12, hora en que se cierran las celdas.
Los cinco se dividen en dos grupos. Collazo y Brotons parten juntos y recorren en la primera noche cerca de 40 kilómetros por la vía del tren, en dirección a Ponferrada. Hay que aprovechar el tiempo de que se dispone de ventaja y alejarse el máximo posible. Pese a que van abrigados el frío les penetra hasta los huesos. Comienza a llover y, poco después, a nevar: van empapados y ateridos de los pies a la cabeza. Abelardo marca un paso firme y rápido, acostumbrado desde niño a correr, a las largas marchas.
Durante 10 días siguen caminando en dirección a Galiza, durmiendo de día en el monte, caminando de noche. Cada cierto tiempo se acercan a un pueblo para avituallarse.

Continúa la lucha

Una vez en Vigo, busca un refugio en el monte. Conoce palmo a palmo el terreno en el que ha vivido desde niño. Y de nuevo quiere entregarse en cuerpo y alma a la lucha revolucionaria para reorganizar la guerrilla y, cumpliendo con esta labor, dio lo único que le quedaba por entregar: su propia vida. Con precaución, va tomando contacto con sus conocidos y amigos y, finalmente, con la Organización. Tiene que moverse con sumo cuidado pues toda la policía va tras la pista de los fugados. Estos primeros meses son especialmente duros. Aislado, casi sin dinero ni ropa, mal alimentado, ha de resolverse por él mismo los problemas, con paciencia y sin precipitarse. Toma contacto con un grupo de jóvenes trabajadores con quienes forma un comando y se pone a trabajar. En primer lugar, tiene que resolver los problemas más inmediatos, por lo que se planifica una expropiación bancaria y se realiza. Igualmente se expropia el armamento a un guardia civil. Posteriormente se traslada a Barcelona, donde efectúa varias operaciones.
Se reúne la dirección de los GRAPO, incluido Abelardo. Se estudia la situación política, las fuerzas orgánicas y se establecen los planes de trabajo. Abelardo es destinado a Galiza para montar la infraestructura de la Organización y realizar una labor de captación. Y de nuevo vuelve a su tierra.
Por medio de enlaces va desarrollando su actividad. Efectúa visitas, se reúne con gente dispuesta. Es un trabajo difícil y que requiere tiempo. Simultáneamente va enseñando a los nuevos combatientes, les transmite su experiencia.
A principios de mayo Hierro Chomón se traslada a Vigo para realizar varias operaciones junto con Abelardo. Cuando ambos están realizando una llamada telefónica desde una cabina son reconocidos por dos policías. Hierro y Collazo, que han notado cosas extrañas, deciden salir de la zona. No han andado ni cien metros cuando son rebasados por un coche con cinco policías que frena unos metros más adelante y del que salen los sociales disparando sin previo aviso. Hierro resulta herido en una pierna y cae al suelo en medio de una lluvia de balas. Abelardo logra sacar su pistola y efectuar varios disparos, tras lo cual logra huir.
Aquella noche se refugia en el monte. En la ciudad y en los alrededores se le busca intensamente, aunque no logran dar con su paradero. Hasta este momento se había movido con cierta tranquilidad pues la policía no sospechaba que anduviese por Vigo, pero ahora, seguir en la ciudad resultaba muy peligroso.
A finales de mayo se encarga de formar y adiestrar un comando en Madrid. Los combatientes son jóvenes, con escasa experiencia y poco compenetrados. En un principio les encarga pequeñas acciones: expropiaciones, etc., para que se familiaricen y se vayan fogueando. También se dedican a la recogida de información y a la preparación de futuras acciones.
A finales de julio se realiza una acción contra el general Criado, subinspector de Sanidad del Ejército. Tienen perfectamente estudiados sus movimientos. En un cruce de calles, el coche que conduce al general se detiene ante una parada. Abelardo, metralleta en mano, y otro combatiente abren fuego cruzado sobre los ocupantes de su vehículo, muriendo el soldado de escolta. Dan por muerto al general que sólo quedará herido y tras arrebatar el subfusil al policía militar, emprenden la retirada.

Asesinato y entierro de un hijo del pueblo

En el mes de agosto, el comando del que es responsable Abelardo realiza algunas acciones menores y prepara otras. Sigue desarrollando su actividad normal. Comparte su piso con otro camarada. Salen temprano por la mañana y vuelven a la hora de comer, conforme al horario de cualquier trabajador. Sus movimientos no levantan sospechas. Su aspecto ha cambiado mucho. Siempre de constitución fuerte y ancha, ha adelgazado para evitar ser reconocido por los sabuesos policiales. El 29 de agosto sale temprano como todos los días y vuelven ven a la hora acostumbrada para comer. Desde hacía unos días estaba preocupado pues creyó que le habían reconocido en una parada de autobús, aunque posteriormente logró zafarse de la vigilancia. Sobre las 5 de la tarde vuelve a salir para entrevistarse con uno de los integrantes del comando, Xosé Lois Fernández González, El Che, obrero vigués como él. Sobre las 8'30 suben por la calle de Bravo Murillo y tuercen por la calle Coruña. Mientras, la policía ha ido preparando la emboscada. El lugar está poco transitado; es el sitio idóneo, sin testigos. Varios policías se aproximan por la espalda y, sin mediar palabra, descargan las pistolas en los cuerpos de Abelardo y el Che. Ya en el suelo, rematan a Abelardo con saña;. Tiene seis balazos por la espalda. Sólo le podían matar así, cobardemente, a traición. De frente, sus asesinos tenían miedo. Temían su cuerpo grande inmenso y generoso. Temían sus manos fuertes y callosas, acostumbradas al mazo y la pistola. Temían su frente despejada, su mente clara, su decisión y confianza en la causa del pueblo. No podía quedar vivo. A Xosé Lois también le acribillaron; un tiro le secciona la médula espinal a la altura del pecho por lo que queda paralítico.
La noticia del asesinato corrió como la pólvora. En Vigo, su ciudad natal, que tanto él quería y donde era tan querido, la noticia causa un gran impacto. Esa misma noche numerosos trabajadores y grupos de jóvenes salen a la calle y llenan las paredes de pintadas en honor de Abelardo y contra la policía. A la mañana siguiente todos los muros de Vigo hablan a gritos del asesinato de un hijo del pueblo. La Asamblea pra Ceibar os Presos Políticos de Galiza llenó la calle de octavillas denunciando el asesinato de Collazo y la situación de Xosé Lois. En los bares, las fábricas, los tajos... en todos sitios, no se habla de otra cosa durante días. Los viejos compañeros de las huelgas de la construcción, de la de 1972, recordaban la figura de Abelardo en asambleas, reuniones y charlas. Todo el pueblo trabajador lloró la pérdida de uno de sus mejores y más dignos hermanos.
El día 1 de septiembre se celebró el entierro en el cementerio de Teis. Este acto constituyó una muestra de cariño y reconocimiento hacia Abelardo Collazo y de apoyo a la lucha que él mantuvo y otros continúan. Aunque la prensa trató de silenciarlo al máximo, no pudo dejar de reconocer la sorprendente manifestación de solidaridad del pueblo vigués. El féretro, conducido desde Madrid, era esperado por cerca de 5.000 personas de todas las edades. Más de 300 automóviles estaban estacionados en las cercanías del cementerio.
Al llegar el furgón con el cuerpo de Abelardo, se cubre el féretro con las banderas de la República Popular y la gallega. En el centro, sobre la bandera roja, ondea el escudo de los GRAPO. El féretro es llevado a hombros por familiares, amigos y compañeros. Entre los asistentes ondearon numerosas banderas del PCE(r), la República Popular y la gallega. El ataúd fue conducido hasta la fosa en medio de un impresionante silencio, sólo interrumpido por sollozos de la madre de Abelardo, Camila, y de numerosa gente. Allí se depositan coronas de flores de todas las fábricas viguesas. Ante la fosa se entona el himno de los GRAPO, se dan vivas a los GRAPO y a la lucha armada y se gritan consignas contra la policía. Uno de los asistentes explicó brevemente la trayectoria de su vida y la lucha de Abelardo y el papel de la guerrilla, desde la guerra del 36 hasta los GRAPO. Tras esto, más de 1.000 personas se manifestaron por las calles de Vigo, enfrentándose durante varias horas a la policía con piedras y cócteles Molotov. El pueblo de Vigo dio muestras, una vez más, de su tradición combativa y de su reconocimiento sin límites a la labor de hombres tan valerosos, sinceros y honrados como Abelardo.
Abelardo, el camarada Alfonso para nosotros, sus camaradas, era padre de una hija de 8 años de edad. Constituye es un destacado representante de las tradiciones combativas de su clase, del proletariado gallego y de todos los pueblos de España. Su carácter abnegado y recto y, sobre todo, sus vivencias de las injusticias y la opresión, le llevan a la lucha contra el régimen tirano y asesino, entregándose en cuerpo y alma a la tarea de extender la semilla revolucionaria entre la clase obrera y los trabajadores.
En todas las acciones en que participó destacó por su decisión y empuje, por su enorme valor y por la gran confianza y seguridad que transmitía a todos sus compañeros.
Como luchador comunista, Abelardo plantó cara al enemigo allí donde estaba: en la fábrica, en el duro trabajo de organización, en el desenmascaramiento de los conciliadores revisionistas, en la cárcel, en la guerrilla y nuevamente con las armas en la mano. Abelardo, durante toda su apretada vida de revolucionario, destacó por su coraje, entrega y claridad de ideas.
El mejor homenaje, que el pueblo gallego -su pueblo-, y los demás pueblos de España pueden hacer a este glorioso guerrillero comunista es contribuir activamente, cada uno en la medida de sus fuerzas, a seguir su ejemplo para que en nuestro país se hagan realidad la República Popular de los Trabajadores y el socialismo, objetivos por los que Abelardo luchó y no dudó en entregar lo mejor de él mismo: su propia vida.

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