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Casi todo el material publicado en este blog, ha sido extraido de ANTORCHA órgano de comunicación del Partido Comunista de España (reconstituido). Otros que pertenecen a otras fuentes, son siempre bién señaladas.
Son trabajos con una estupenda elaboración y se trata de publicitarlos lo máximo posible en estos tiempos que corren.
Son imprescindibles.
No he podido pedir autorización para la publicación de los mismos, pero estoy seguro de que contaría con ella sin duda alguna.
Salud y República Popular.

viernes, 27 de abril de 2012

Emiliano Zapata (1879-1919)

Emiliano Zapata Salazar nació en Anenecuilco, el 8 de agosto de 1879 en el seno de una familia de pequeños propietarios de tierras, pero ante su pobreza, la familia Zapata diversificó sus actividades, encaminándolas a la pequeña ganadería. De ese modo los animales les permitieron autonomía de la hacienda azucarera vecina.
Zapata siguió la educación primaría en la escuela de la aldea. A los 16 años perdió a su madre y 11 meses más tarde, a su padre. El patrimonio que heredó fue reducido, pero suficiente para no tener que emplearse como peón en alguna de las ricas haciendas que rodeaban Anenecuilco.
De 1902 a 1905, auxiliando al pueblo de Yautepec que tenía problemas con el hacendado Pablo Escandón, los acompañó a la ciudad de México, donde acudían ante las diferentes dependencias públicas para pedir se les hiciera justicia.
El 15 de abril de 1906, los habitantes de Anenecuilco enviaron un escrito al gobernador del estado planteándole sus problemas con las tierras, y éste convocó una reunión, a la que asistieron representantes del pueblo de Villa de Ayala y de Anenecuilco, entre los que se encontraba Emiliano Zapata.
En 1909 Zapata apoyó a Patricio Leyva en las elecciones para gobernador del estado, enfrentándose al hacendado Pablo Escandón, que ganó las elecciones.
El 12 de septiembre de ese año fue elegido en asamblea representante de su pueblo para seguir la lucha por la restitución de las tierras. Al terminar la misma, le hicieron entrega de los documentos de la comunidad.
En 1910 repartió las tierras del llano de Huajar, que los de Villa de Ayala ya iban a sembrar con el permiso de la hacienda del Hospital. A fines de año volvió a repartir tierras en Anenecuilco, Villa de Ayala y Moyotepec.
No participó de manera activa en la campaña presidencial de Francisco I. Madero, pero cuando éste promulgó el Plan de San Luis, en cuyo contenido se manifestaba la restitución de tierras a las comunidades campesinas despojadas, inmediatamente se aprestó a apoyarlo.
Participó en una reunión secreta para elegir a un representante que se entrevistara con Madero y le pidiera instrucciones sobre los pasos a seguir. A su regreso trajo las instrucciones de nombrar a Patricio Leyva líder del movimiento insurreccional.
Se alzaron en armas el 10 de marzo de 1911 en Villa de Ayala, y formaron la primera guerrilla con 70 hombres. Días más tarde tomaron Jojutla.
El 29 de marzo asumió el mando de las fuerzas maderistas y tomó Axochiapan, luego asaltó la hacienda de Chinameca, tomó Jonacatepec, sitió Cuautla, entonces defendida por lo más selecto del ejército porfirista.
Siete días más tarde, Porfirio Díaz se embarcaba en Veracruz en el Ipiranga para dirigirse a Europa y el 27 de mayo Zapata entró con 5.000 hombres en Cuernavaca.
El 2 de junio y el gobierno federal designó un gobernador provisional del estado sin que Zapata estuviera de acuerdo. Esto hizo que el día 6 se trasladara a la ciudad de México con los principales jefes guerrilleros para entrevistarse con Madero.
Se inicia así el largo debate de la revolución, sobre dos ejes fundamentales: los hacendados querían desarmar a toda costa a la guerrilla y ésta quería las tierras para los campesinos. Además se negociaba también el nombramiento del gobernador del estado y el control sobre la policía, que Zapata exigía que se reclutara entre las fuerzas guerrilleras. En esas negociaciones, Madero tuvo que viajar varias veces a Morelos a entrevistarse con los dirigentes guerrilleros y, a la inverso, también acudió Zapata varias veces a Ciudad de México para lo mismo.
Los hacendados comenzaron una campaña de intoxicación en la prensa en contra de Zapata, a quien hacían aparecer como un bandido a quien había que exterminar. Mientras Zapata desmovilizaba sus tropas y entregaba 3.500 armas, en la ciudad de México le lanzaban acusaciones de haberse levantado nuevamente en armas.
El 9 de agosto el presidente Francisco León de la Barra dió instrucciones al general Victoriano Huerta para que marchara al estado y terminara por la fuerza con el desarme de las tropas zapatistas porque no debían tratar con bandidos. La movilización que se inició el 19 de agosto. Zapata le dijo entonces a Madero que con las mismas armas que lo elevaron, lo derrocarían. Madero trató de contemporizar y Zapata le dijo que mientras se siga desarmando a los elementos revolucionarios y se les dé apoyo a las fuerzas federales, la revolución y usted mismo están en peligro. Claro vemos que cada día se entrega usted más en manos de los enemigos de la revolución.
Zapata concentró sus tropas en Villa de Ayala y lanzó un Manifiesto al Pueblo de Morelos, donde exponía la gravedad del problema. Como respuesta a este desafío, el 29 de agosto el presidente León de la Barra celebró un Consejo de Ministros donde se acordó que Victoriano Huerta activara la persecución de Zapata hasta lograr su exterminio.
Huerta ocupó con sus fuerzas la plaza de Cuautla el 31 de agosto; el 12 de septiembre atacó la hacienda de Chinameca, donde se encontraba Zapata, que logró escapar.
Entonces pasó a la ofensiva y sus fuerzas ocuparon Topilejo, Tulyehualco, Nativitas y San Mateo en el valle de México, y avanzaron sobre Milpa Alta.
La ofensiva causó alarma en la ciudad de México, y la Cámara de Diputados los consideró de importancia nacional.
En octubre se logró la firma del Plan de Ayala y, el 30 de abril del siguiente año Zapata lanzó la primera reivindicación agraria en el pueblo de Ixcamilpa, Puebla.
En enero de 1912, Madero nombró al General Juvencio Robles jefe de la campaña, que incendió y devastó el estado.
Después del asesinato de Madero, tras el golpe de Estado que instaló a Huerta en el poder, Zapata ordenó batir a las fuerzas golpistas.
Por su parte, Huerta emprendió una campaña en el sur para tratar de destruir a las fuerzas revolucionarias.
Emiliano Zapata lanzó otro manifiesto a la nación el 20 de octubre, donde justificaba su actitud rebelde y hacía un llamamiento a todos los mexicanos para que se unieran a la Revolución.
Las fuerzas zapatistas tomaron Chiautla, en el estado de Puebla; casi todo Guerrero, incluyendo Chilpancingo; todo Morelos con su capital, Cuernavaca; parte de Hidalgo incluyendo Pachuca; parte del Estado de México y el sur del Distrito Federal.
El 14 de julio de 1914 los revolucionarios se reunieron en San Pablo Oxtotepec, ratificaron el Plan de Ayala, nombraron a Zapata dirigente de la revolución y pidieron que el Plan Ayala fuera incluido en la nueva Constitución.
Huerta fracasó en su plan para aplastar a la revolución. El 15 de julio renunció y algo después subió al poder el general Venustiano Carranza quien, después de ocupar la ciudad de México el 14 de agosto, declaró que tenía 60 mil rifles para combatir a Zapata y que no permitiría su entrada en la capital porque era un bandido. Se negó a acatar el Plan Ayala y anifestó que la paz sólo se hacía con la sumisión incondicional de las fuerzas zapatistas a las constitucionalistas, y que los hacendados tenían sus derechos sancionados por las leyes y no era posible quitarles sus propiedades para darlas a quien no tenía derecho.
Zapata lanzó otro manifiesto Al Pueblo Mexicano, donde reiteró que la Revolución no se había hecho para conquistar ilusorios derechos políticos que no dan de comer, sino para procurarse un pedazo de tierra que habría de proporcionarle alimento.
Carranza convocó a una Convención en la Cámara de Diputados de la ciudad de México el 1 de octubre de 1914, pero se suspendió para que participaran en ella los zapatistas y villistas.
Los revolucionarios designaron una comisión para que asistiera a la Convención en Aguascalientes, con instrucciones precisas de luchar hasta conseguir que la asamblea hiciera suyos los principios sostenidos por el Ejército Libertador del Sur y lograron que la Convención hiciera suyos los postulados del Plan de Ayala.
El 30 de octubre la Convención acordó el cese de Carranza como Primer jefe, designando a Eulalio Gutiérrez como presidente provisional de la República. El 24 de noviembre por la noche se apoderaron de la capital de la República las fuerzas del Ejército Libertador del Sur, al mando del General Antonio Barona, obligando al General Obregón a abandonarla.
El 4 de diciembre se reunieron por primera vez los generales Emiliano Zapata y Pancho Villa en Xochimilco, Distrito Federal, donde suscribieron un pacto por el cual se comprometieron a luchar juntos en contra de Carranza, y desfilaron por las principales calles de la capital, al frente del Ejército Libertador del Sur y de la División del Norte, respectivamente.
Para cumplir lo dispuesto en los artículos 6 y 7 del Plan de Ayala, Zapata creó las primeras Comisiones Agrarias; estableció el Crédito Agrícola; fundó la Caja Rural de Préstamos que funcionó con éxito en el estado de Morelos durante 1915 y 1916; y reorganizó la industria azucarera.
El 22 de octubre de 1915 el gobierno de la Convención promulgó una Ley Agraria.
El General Zapata lanzó un Manifiesto al Pueblo Mexicano, en Quilamula el 10 de julio de 1916, donde hacía responsable a Carranza de la Expedición Punitiva y llamaba a la unidad nacional para acabar con los traidores. En 1917, el ejército agrarista finalmente logró expulsar a las tropas carrancistas de los estados de Morelos y Guerrero, donde continuó trabajando por la implantación de los postulados del Plan de Ayala.
El 20 de abril lanzó otro Manifiesto al Pueblo, donde señaló los errores del gobierno carrancista y exhortó a los revolucionarios y a los mexicanos en general a unirse a su movimiento. El 20 de mayo lanzó otro manifiesto donde decía que la caída del gobierno carrancista era una exigencia; reafirmaba la liberación de la tierra y, la emancipación del campesino, sin capataces ni amos. Calificó a los soldados carrancistas de aventureros sin escrúpulos ni conciencia, de no hombres sino furiosos adversarios sin bandera ni principios, que tenían como programa el pillaje y como ideales el saqueo y el botín.
El 18 de agosto de 1918, los carrancistas se apoderaron nuevamente de las plazas principales del estado. Las actividades militares en forma de guerrillas se redoblaron y gracias a eso los carrancistas no pudieron expulsar al jefe de la revolución agraria, quien trasladó su cuartel general a las estribaciones del Popocatépetl.
En ese año, el movimiento zapatista atravesó por graves circunstancias; no solo tuvo que enfrentar a las tropas constitucionalistas, sino que se suscitaron algunas divisiones y deserciones. Algunos aceptaron la amnistía que les ofrecía el gobierno, e incluso llegaron a enfrentarse a sus ex compañeros de lucha. El zapatismo perdió terreno, posiciones y hombres.
A pesar de su notoria debilidad, seguía siendo uno de los principales problemas del gobierno de Carranza. El mayor desafío de Emiliano Zapata al régimen carrancista la constituyó su carta abierta del 17 de marzo de 1919, en la que acusaba públicamente al Presidente de ser la causa de todos los males que sufría el país.
El 10 de abril de 1919 asesinaron a Zapata pero la revolución no cejaba y, si bien muchos hombres dejaron las armas, otros como Gildardo Magaña hicieron público su afán de consumar los ideales por los que tantos años habían luchado y vengar la muerte de Zapata.
El movimiento agrario morelense no fue finiquitado por la desaparición de su dirigente y se mantuvo en rebeldía hasta 1920, en que estableció una alianza con la facción revolucionaria obregonista, que triunfó en la rebelión de Agua Prieta.
El actual EZLN no sólo no ha seguido el ejemplo del gran revolucionario mexicano, sino que ha tratado de prostituir su memoria, y atraerse a los campesinos pobres de Chiapas para sus sucios manejos.

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