Con motivo del 25 aniversario de la muerte en huelga de hambre de nuestro camarada Juan José Crespo Galende, el 17 de junio de 2006 se celebró un acto público de homenaje en Las Carreras (Vizcaya) al que acudieron 160 personas, entre ellas algunos que llegaron desde Baiona (Euskadi norte), Coruña, Córdoba o Madrid.
Se organizó una exposición de trabajos artesanales de los presos políticos en un local municipal. Por la mañana se celebró una kalejira en Las Carreras, una especie de pasacalles colectivo por las plazas del pueblo.Luego a las 3 de la tarde se celebró una comida pública en la plaza y un mitin en el que un amigo de Ortuella leyó una desgarradora poesía dedicada a su memoria que puso los pelos de punta. En representación de Batasuna habló Marcelo Álvarez, luego intervino Eva Forest y finalmente su abogado.
Después del mitin se cerraron los actos con la lectura de un texto y el baile del aurresku ante el monumento a Kepa en otra de las plazas del pueblo, con la presencia de su compañera y su hija, que colocaron un ramo de flores al pie del monumento.
Nuestro camarada Kepa nació en Las Carreras (Bizkaia) el 11 de septiembre de 1953 y murió en huelga de hambre en Madrid el 19 de junio de 1981. Un vecino del pueblo ha escrito un libro sobre su vida porque los 3.000 ejemplares del antiguo, Morir para sobrevivir, están ya completamente agotados desde hace varios años.
Kepa era un comunista vasco, un militante íntegro, una bella persona que entregó hasta su último gramo de fuerza y vida por la libertad colectiva, por el futuro, por la clase obrera. Dejó un recuerdo imborrable. No sólo entre nosotros como militante comunista que llevó hasta el final su lucha en unas condiciones, como las que hay en las cárceles, que son muy difíciles, sino entre todos los antifascistas.
Era, es y será uno de los nuestros. De esos imprescindibles de que hablaba Bertold Brecht. Murió en Herrera de la Mancha, máximo exponente del intento de exterminio que el fascismo español ha aplicado a los revolucionarios prisioneros. Murió para sobrevivir, para ser semilla y ejemplo de dignidad, y con él morimos y sobrevivimos todos un poco. Murió en la máxima demostración de resistencia que un revolucionario puede ofrecer a su pueblo. Murió defendiendo a su Partido; para que sus ideas reconstituidas pudieran ser extendidas, entendidas y aplicadas en busca de un mundo nuevo, que diera una gran patada a esta bola gris que el capitalismo ha convertido en una charca de opresión y sangre. Murió ante sus verdugos con la frente alta y el puño cerrado, gritándoles que a los presos políticos no se les toca, y que a quien así lo haga le escupiremos a la cara cantándole verdades.
Hoy han pasado 25 años desde que Kepa pasara a formar parte de nuestros mejores ejemplos vivos ¡¡vivos, sí!! de que el futuro se conquista combatiendo. Ejemplo de coraje, de miras amplias, de democracia real, de internacionalismo, de lucha por el comunismo.
Hoy, 25 años después, la resistencia ha demostrado que situaciones y momentos como los que hoy en día estamos viviendo en Euskal Herria no hubiesen sido posibles sin la entrega absoluta de personas como Kepa.
Hoy, cuando el Estado fascista español se ha visto obligado a tener que reconocer en el ‘diálogo para solucionar los conflictos’ un paso inexcusable, esa derrota por su parte es ya de por sí una victoria política del MLNV y de todo el pueblo vasco; pero también una victoria política del conjunto del Movimiento de Resistencia Antifascista, de Kepa, de todos los voluntarios que han ofrecido su vida y su lucha de resistencia para lograr un mundo más libre, justo y humano.
Kepa nos enseñó muchas cosas, y hoy es día de hacer recopilación. Él jamás se fió de los mandamases, de los opresores, de los exterminadores de las primaveras y sus políticas tramposas. Consecuentemente con esa opinión, permaneció guardando vela, construyendo iniciativas y luchando hasta el último de sus alientos. Y lo hizo desde la resistencia organizada, incrementando la tenacidad, las exigencias democráticas.
Exactamente igual que la situación por la que hoy atraviesa Euskal Herria. O acaso... ¿¡Quién ama más la libertad y la paz verdadera que quien es capaz de matar y morir por ella!? Así que como Kepa nos mostró y nos demostró, coraje, determinación, amor y fuerza:
-Si quieren la paz, que apliquen la amnistía total por la que tantos años llevamos luchando.
-Si quieren la paz, que deroguen las leyes y tribunales especiales de represión.
-Si quieren la paz, que den a cambio libertades políticas plenas.
-Si quieren la paz, que restituyan las conquistas sociales, económicas y laborales del pueblo.
-Si quieren la paz, que reconozcan de una vez por todas que tenemos derecho a la autodeterminación y a la independencia como nación que somos.
Y todo ello no lo lograremos por partes y divididos, que es lo que pretenden los mentirosos del régimen fascista, así que ¡a unir las fuerzas revolucionarias para luchar contra él!
¡Resistir es vencer! Lo hizo Kepa hace 25 años. Vinieron antes, entonces y después más gudaris muertos en prisión, en las barricadas, en combate, en el exilio...
¡Resistir es vencer, gritó! Y hoy, cuando 25 años después es de nuevo ayer, Kepa está más presente que nunca.
Gora Kepa eta gure gudariak!
Gora borroka!
Gora Euskal Herria askatuta!
Gora Euskal Herria komunista!
Herrera de la Mancha, Kepa Crespo
y el exterminio de los ‘demócratas’
Carta de un represaliado político vasco. Militante del SRI
Con la intención de poner en práctica la política de máximo aislamiento contra todos los colectivos de presos políticos, la UCD ordena construir lo que iban a ser las futuras cárceles de máxima seguridad españolas. La Dirección General de Prisiones tiene ya proyectada la ‘joya’ de la incomunicación absoluta, la prisión de Herrera de la Mancha, situada en Ciudad Real. Aislada a 200 km. de Madrid, en medio de la meseta, sin posibilidad de acceso en transporte público, con estructura modular y control absoluto tanto de carceleros y guardias civiles como por medio de las últimas tecnologías. Es terminada de construir en febrero de 1979 e inaugurada el 22 de junio, el mismo día en el que ingresan un primer núcleo de presos sociales ‘muy peligrosos’, aquellos dirigentes de la COPEL que quedaban con vida tras las masacres de 1977 y 78. En esos primeros meses las palizas, torturas y malos tratos fueron constantes y diarios. La prensa callaba, los políticos aplaudían la nueva política carcelaria: ‘La reforma penitenciaria total no es Herrera, pero pasa por Herrera’ acostumbraba a decir García Valdés, Director de IIPP. El 17 de diciembre de 1979 se fugan de la cárcel de Zamora 5 máximos dirigentes de los GRAPO. II.PP. es puesta en el ojo del huracán. La respuesta para acallar las críticas no puede ser más brutal: el 26 de diciembre de ese 79, 22 presos del PCE(r) y de los GRAPO son sacados de Zamora y conducidos a Herrera, siendo recibidos con brutales golpizas, desnudados y totalmente aislados en celdas de castigo. Un militante de los GRAPO incluso perdió el conocimiento por la brutal paliza y tuvo que recibir 20 puntos de sutura en las heridas. Desde ese inicio de 1980 se tenía claro que esa cárcel lo iba a ser de exterminio contra la disidencia política. Las protestas se iniciaron inmediatamente y el 11 de febrero de 1980 el mismo García Valdés declara en Radio Nacional que los GRAPO son unos locos peligrosos, a los que habría que encerrar en cajones de cemento. Dicho y hecho, la represión y el aislamiento se intensifican en Herrera hasta límites insospechados: censura absoluta de correspondencia, malos tratos continuos, recuentos nocturnos diarios, etc. Manuel Pérez (Arenas), Secretario General del PCE(r), es aislado en un cuchitril de dos por tres metros, con una única luz de 20 vatios, las 24 horas encerrado y sin poder leer otra cosa durante diez meses que ¡la hoja parroquial! que un carcelero le pasaba. Durante 1980 Herrera vive 3 huelgas de hambre de militantes comunistas, con 62 días de ayuno en total. La situación se hace insostenible para Valdés, que tiene que dimitir tras ser acusado de permitir torturas por parte de carceleros. El 23F de 1981 se lleva a cabo el golpe de Estado y se ha escrito que el General Pardo tenía en sus planes sacar a los presos políticos de Carabanchel y fusilarlos y de ahí partir hacia Herrera. Dos semanas más tarde se inicia la huelga de hambre a tumba abierta de todos los presos del PCE(r) y de los GRAPO para protestar contra el régimen de exterminio que se vive en esta prisión.El 19 de Junio de 1981 muere el preso político vasco, militante del PCE(r) y recluido en Herrera, Kepa Crespo Galende, a los 90 días de huelga. Otros 12 quedan con serias e irrecuperables lesiones. El nuevo Director de Prisiones, Galavís, firma un documento a finales de junio donde se compromete a respetar a los presos y reagruparlos fuera de Herrera en el plazo de seis meses. Estos 6 meses se convirtieron en dos años, pues hasta octubre de 1983, aún quedaban presos comunistas en durísimas condiciones en la prisión de Herrera. El 2 de octubre, son reunificados de nuevo en la cárcel de Soria. Del 20 al 25, llega el grueso de los presos políticos vascos del MLNV a la tétrica Herrera.
Cuatro años de terror contra los antifascistas vascos, catalanes, gallegos, canarios y españoles, en que Herrera de la Mancha se había cobrado una preciosa vida: Gogoan Zaitugu Kepa!, había visto miles de horas de aislamiento y permitido palizas, torturas y el vertido de mucha sangre. El terrible testigo pasó a manos de los voluntarios vascos, que sufrieron la continuación de esta política de castigo a la disidencia política revolucionaria.
El sábado 17 en Las Carreras recordaremos a Kepa Crespo, en exigencia de la amnistía total para todos los presos políticos.
El hambre y la sed de libertad empujó, hace 25 años,
a Juanjo Crespo a morir luchando
diario Gara, 15 de junio de 2006
«No voy a volver a Herrera a recoger colillas», afirmaba Juan José Crespo, «Kepa», cuando emprendió la huelga de hambre por unas condiciones dignas que, conscientemente, le costó la vida. El militante vasco no reculó en el pulso político con el Estado español hasta el último soplo de vida. Su ejemplo es recordado y homenajeado cada año en Las Carreras, su barrio natal. El sábado volverá a hacerse.«Morir para sobrevivir». Ésta fue la frase que acuñó el vecino de Las Carreras y militante del PCE(r) Juan José Crespo Galende al describir la huelga de hambre que emprendió en marzo de 1981 en la recién estrenada «cárcel de exterminio» de Herrera de la Mancha. Una descripción trágicamente real, ya que agotó el último y más extremo de los medios de protesta con que cuenta un prisionero. Exhaló el último soplo de vida después de 97 días en huelga de hambre por unas condiciones dignas.
El militante vizcaino pasó en setiembre de 1979, como cientos de vascos más, a engrosar la lista de presos políticos, que no cesaba de aumentar en proporciones aún mayores que antes de la muerte de Franco. Después de ser arrestado junto a otros compañeros por su activismo político, Crespo o Kepa, tal y como lo conocían en su militancia fue torturado durante días a manos de la Policía.
Kepa ha pasado también a la Historia como reflejo de la apuesta fallida que el Estado emprendió tras la muerte de Franco para acondicionar el régimen. Tuvo como objetivo a los prisioneros políticos y la aplicación de una política penitenciaria extrema, marcada por el aislamiento, individual y colectivo. Así lo afirma el represaliado político y compañero de Crespo Juantxu Muiños, que fue también uno de los primeros en estrenar la primera cárcel de máxima seguridad del Estado español.
El también ex prisionero político y compañero de Kepa Fernando Rodríguez coincide con Muiños al describir «la vuelta de tuerca» que emprendió el Estado español a partir de 1979 contra los activistas políticos, con la política penitenciaria como herramienta renovada. Hasta aquel periodo, los prisioneros de los GRAPO y del PCE(r) eran recluidos, en su mayoría, en Zamora, pero después de la evasión que cinco militantes de los GRAPO realizaron el 17 de diciembre de 1979 de la prisión zamorana, el Estado español aceleró sus pretensiones y los dispersó. Veintiséis de ellos fueron trasladados a Herrera de la Mancha. Entre ellos estaba Juanjo Crespo.
«Carcel de exterminio»
«Según llegabas a la cárcel, te encontrabas con un pasillo de guardias civiles y luego con otro de la Policía española. Al pasar el pasillo, entre golpes, te esperaba la Policía para darte otra paliza. Y luego, una vez que llegabas al módulo, te esperaban los funcionarios, que a base de continuos golpes te desnudaban», relata Juantxu Muiños, que ha pasado 20 años de su vida entre rejas. Fernando Rodríguez continúa narrando cómo eran las condiciones de vida «en estas «cárceles de exterminio en las que el aislamiento total del preso era el medio para destrozarlo». Según señala Rodríguez, «más que la carga física de las palizas, lo que más sentías eran las vejaciones, las humillaciones para doblegarte. Y pequeños detalles como que cada vez que salías de la celda eras desnudado, y tenías que ir con la cabeza gacha siguiendo una línea recta, de la que si te salías te ganabas una paliza. En el patio, minúsculo, era igual. Sólo podías andar en una dirección y si salías de la línea marcada, llegaban la paliza y las sanciones».Los dos compañeros de Crespo radiografían el contexto político para afirmar que los presos emprendieron la lucha por su dignidad, con el único método del que disponían: la huelga de hambre. Así, en 1980 pasaron más de 50 días en ayuno, y con la entrada del nuevo año, en enero de 1981, dos de ellos iniciaban una nueva huelga de hambre en Herrera de la Mancha, a la que, de forma paulatina, se sumarían más presos. Es por aquel entonces cuando los prisioneros republicanos de Irlanda llevan a cabo la protesta conocida como «la huelga de la manta».
«Ya ni oía ni veía»
Las autoridades carcelarias se vieron obligadas a llegar a un «acuerdo» con los presos en huelga. Días más tarde, el Congreso español era escenario del «autogolpe de Estado» del teniente-coronel Tejero. Las cárceles no quedan al margen de las repercusiones de este ruido de sables. Así, el 14 de marzo comienza una nueva huelga «contra el régimen de exterminio impuesto en Herrera de la Mancha». Es Kepa, Juan José Crespo, quien reemprende el pulso político al Gobierno español, un pulso al que, de nuevo, se van sumando más prisioneros políticos. Los vómitos de sangre y los mareos comienzan el 28 de abril, ya con 40 días de ayuno. Crespo es trasladado al Hospital Penitenciario, donde es atosigado por los funcionarios para que claudique en sus intenciones; el Ministerio de Justicia español envía incluso un grupo de sicólogos para que Crespo y los demás presos desistan de continuar la huelga.El 2 de junio, ante la grave situación del militante vasco, el ministro de Justicia español accede a recibir a una delegación de familiares. Acepta también el último deseo de Kepa de escuchar música vasca y de que los huelguistas sean examinados por un médico independiente, el cual confirma las sospechas de los presos. El facultativo concluye que, dentro de la gravedad, Kepa podía continuar otros cien días en huelga, ya que el agua que bebía estaba manipulada y tenía vitaminas.
«Atado de pies y manos»
«Pues ya ni agua. Hasta el final». Esa es la respuesta de Crespo al análisis médico. Ya para entonces su cuadro era casi irreversible. No veía ni oía, y padecía de dolores extremos. Mientras, el Gobierno español intenta combatir la huelga con estrategias de descréditos difundidas por los medios. Mikel Ruiz, amigo y compañero de lucha de Kepa, recuerda el día que acudió al Hospital de La Paz, donde fue ingresado Crespo el 8 de junio en estado casi comatoso. «Pese a estar casi en coma, Juanjo estaba custodiado por docenas de policías. Me acerqué a una enfermera y le expuse la situación. Entré al cuarto donde estaba Kepa ataviado como si fuera un médico. No sé si me reconoció, porque no veía ni oía, pero cuando le agarré la mano, sentí que la apretó».El Gobierno español no vaciló. Los presos del Hospital Penitenciario fueron atados a la cama y alimentados por la fuerza por vía intravenosa. Pero los médicos de Crespo anuncian un inminente desenlace fatal. Los policías, pese a las protestas de los médicos, rodean al militante vasco en estado de coma, y después de atarlo a la cama de pies y manos, le inyectan suero.
El 19 de junio de 1981, tras 97 días, fallece Crespo. Es el primer preso político muerto en huelga de hambre del Estado español. Como dice Mikel, «su generosidad en favor de la lucha del pueblo es manifiesta. Entregó su vida».
«Juanjorentzako Omenaldi onena borrokatzen jarraitzea da»
Errepresioaren eta kartzeletako tratu txarren kontrako borrokaren sinbolo gisa aldarrikatu nahi dute Juanjo Crespo, «Kepa», PCE(r)-ko militantea larunbat honetan, Las Carrerasen egingo dioten omenaldian, gose-greban bizitza galdu zuen 25. urteurrenean. Horixe adierazi zuen atzo Rolan Gonzalez Iratxo Gorria taldeko kideak, Abantoko auzo horretan emandako prentsaurrekoan. Berarekin batera, Cresporen neska-lagun Asun Alonso eta Mikel Ruiz taldeko kide, bere lagun eta burkide izandakoa ere izan ziren.«Juanjori egin diezaiokegun omenaldirik onena salatzen jarraitzea da: eguneroko kontu diren tortura kasuak salatuz edota Estatu espainol eta frantsesean oraindik bizirik jarraitzen duen deuseztatze kartzeletako politikak gaitzestuz», ziurtatu zuen Gonzalezek.
Herrera de la Mancha espetxean zegoela bizi-baldintza duinen alde gose-greba hasi zuen Juanjo Crespok eta bizia galdu zuen borroka horretan. Euskal militantearen borroka gogoan izanik, haren irudia ez dela desagertu nabarmendu nahi izan zuten Iratxo Gorria taldekoek.
«Herrera desagertu bada ere, gaur-gaurko gaia dugu hori, orain Herrera bezalako kartzela asko baitaude Estatu espainolean eta frantsesean», ohartarazi zuen Mikel Ruizek. Horrexegatik, beraz, larunbatean Crespori egingo dioten omenaldia «hori guztia bukatu zela oker pentsatzen duten herritar guztien kontzientziari bideratutako dei» bilakatu nahi dute.
«Juanjo izandakoa goraipatu nahi dugu zentzu zehatz batean: borroka ez dela eten. Berak egoera zehatz baten erruz galdu zuen bizitza eta egoera hark, gaur egun oraindik ere, indarrean jarraitzen du», agertu zuen Ruizek.
Testuinguru horretan, Iñaki de Juana Chaos euskal preso politikoari «espetxe-zigorra luzatzeko epaile espainolek aplikatutako zentzugabekeria juridikoa» gogor salatu zuten Iratxo Gorria taldeko kideek. «Gainera, zentzugabekeria juridiko hori lege bihurtu dute», gaineratu zuten.
Ortuellako Patxi Gomez euskal preso politikoaren egoera ekarri zuten gogora orduan eta, kartzelatik atzo atera behar zuen arren, espetxe-zigorra beste 13 urtez luzatu diotela salatu zuten.
Bestalde, Juanjo Cresporen omenez liburu «irekia» prestatu du Iratxo Gorria taldeak. ‘Herri baten urguilua’ izenburupean, euskal militantearen bizitzaren historiaz gain, bere garaiko argazkiak, burkideei egindako elkarrizketak, gaztetako lagunei buruz egindako idatziak edota bere neska-lagunaren hitzak aurki daitezke bertan. Liburua euskaraz edo gaztelaniaz eskuratzeko aukera izango da eta aurkezpen publikoa bihar bertan egingo dute.
JUANJO, HERRIARENA ZARA
¿Quién podrá resistir esta mirada?, tituló Alfonso Sastre su reflexión sobre la muerte de Juanjo, haciendo mención a la foto en que aparece pocos días antes de morir. Una cara que hace más pequeña la barba, la piel sobre el hueso, y dos ojos que, a fuerza de grandes y fijos, no miran a ninguna parte, dos mirillas blancas por las que se ve el sufrimiento y la resignación, el tormento y la esperanza. Juan José Crespo Galende nació en 1953 en Las Carreras, Abanto, y murió el 19 de junio de 1981 en Madrid (ayer se cumplió el vigésimo segundo aniversario), después de 97 días en huelga de hambre en protesta por el trato vejatorio, humillante e inhumano.Hoy, en la lápida de su tumba, se puede leer el verso de Brecht que termina diciendo: Los que luchan todos los días son imprescindibles. Eso fue la vida y la muerte de Juanjo, un compromiso diario de lucha contra la injusticia, la opresión y la explotación.
Juanjo, Kepa para sus compañeros de Partido, fue detenido, siendo militante del PCE(r), en setiembre de 1979. Fue torturado en la DGS; el famoso Billy el Niño intervino en el interrogatorio. Le destrozaron los pies, le machacaron los testículos con una porra, y de las palizas que le dieron le dejaron completamente deformado, como un monstruo.
Lo más duro es que, a veces, nos golpeaban a uno delante del otro, y eso sobrepasaba a todos los tormentos que te puedan hacer en solitario. Se dio el caso de que, cuando me llevaron por primera vez al cuarto donde él estaba, no le pude reconocer, debido al estado en que le habían dejado. El relato es de la compañera que fue detenida con Juanjo.
De Carabanchel fue trasladado a Zamora y, de ahí, a Herrera de la Mancha. España importó y llevó a la cima el sistema de cárcel exterminador alemán. El objetivo era claro: la destrucción del preso, de su personalidad, reventarle sicológicamente, convertirle en un zombi en un perro amaestrado. Estábamos encerrados en celdas de 2 x 3 metros, casi a oscuras, teníamos prohibido hablar, silbar o cantar. Veinte minutos de paseo al día, obligados a caminar sin levantar la vista. Palizas, malos tratos. En cierta ocasión, Kepa fue aislado durante 40 días por darnos los buenos días, cuenta un compañero de Juanjo, preso con él en Carabanchel.
Juanjo comenzó la huelga de hambre el 14 de marzo de 1981 en defensa de su dignidad, de la suya y de la de todos los presos. En los últimos momentos, cuando todavía podía hablar, expresó su deseo de seguir adelante en su reivindicación, envió un saludo a la clase obrera vasca y pidió un casete con canciones de Euskal Herria. Poco después fallecía. Eran las 15 horas del 19 de junio de 1981.
Veintidós años después es muy duro reconocer que la muerte de Juanjo no sirvió para humanizar el sistema carcelario, sino para evidenciar cuán profundo es el abismo de odio, intransigencia, inhumanidad y soberbia del Estado y sus lacayos, pero también para dar testimonio de que frente a ellos hay personas, como él, que nos impiden perder la fe en el ser humano.
Rolan González
Abanto
Carta publicada en Gara, junio de 2003
Imágenes inéditas de las torturas a nuestro camarada Kepa
Hemos conseguido rescatar las imágenes de las salvajes torturas que le fueron aplicadas a nuestro camarada Juan José Crespo Galende Kepa durante su paso por el Ministerio del Interior al ser detenido en 1979. Durante diez días incomunicado estuvo a merced de sus verdugos, que se ensañaron con él de una manera cruel para que se rindiera y delatara a los demás compañeros.Las fotos fueron publicadas por la revista Tiempo el 29 de noviembre de 1982. El PSOE acababa de llegar al gobierno y quería lavarse la cara. Parecían querer decir: con la UCD se torturaba porque eran fascistas, pero nosotros no lo somos y no vamos a hacer como ellos.
Luego todo continuó exactamente igual: los mismos policías y las mismas palizas brutales, hasta el punto de matar a golpes a más de un detenido político, como nuestro camarada José España Vivas o José Arregui Izaguirre, entre otros.
Esta farsa democrática de la que tanto alardean los políticos vividores que padecemos chorrea, pues, sangre por todas partes. El régimen fascista se impuso en España después de tres años de guerra civil, y sigue manteniéndose por la fuerza bruta: encarcelando, torturando y apaleando por todas las esquinas.
No tienen escrúpulos en llamarnos terroristas a los que nos oponemos de manera consecuente a sus métodos de gobierno y queremos derribarlos, pero no hay más que una forma de terrorismo, y es el terrorismo sistemático, organizado y planificado desde las más altas instancia del Estado, empezando por el Bobón.
A pesar de la publicidad de las fotos jamás los jueces exigieron ninguna clase de responsabilidades a los torturadores. Por tanto siguieron en sus puestos y siguieron haciendo lo único que saben hacer, siempre con el visto bueno de sus jefes, que los condecoraron y ascendieron para agradecerles los servicios prestados.
En el momento de su detención nuestro camarada pertenecía al aparato de propaganda del Partido. Fue uno de los primeros en inaugurar la cárcel de Herrera de la Mancha y fue también uno de los primeros en lanzarse a la huelga de hambre en 1981 en contra del régimen de extermnio que allí trataron de imponer.
Murió heroicamente en un hospital de Madrid después de casi 100 días de huelga de hambre porque la alimentación forzosa que le impusieron a través de una sonda, no sirvió para nada. Pero su muerte no fue en vano. Los fascistas se vieron obligados a dar marcha atrás en sus planes de aislamiento y firmaron a través de la Cruz Roja un acuerdo de reagrupamiento con los presos.
No duró mucho, pero durante varios años los presos tuvieron un poco de tranquilidad en la cárcel de Soria.
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