Emiliano Zapata Salazar nació en Anenecuilco, el 8 de agosto de 1879 en
el seno de una familia de pequeños propietarios de tierras, pero ante su
pobreza, la familia Zapata diversificó sus actividades, encaminándolas a
la pequeña ganadería. De ese modo los animales les permitieron
autonomía de la hacienda azucarera vecina.
Zapata siguió la educación primaría en la escuela de la aldea. A los
16 años perdió a su madre y 11 meses más tarde, a su padre. El
patrimonio que heredó fue reducido, pero suficiente para no tener que
emplearse como peón en alguna de las ricas haciendas que rodeaban
Anenecuilco.
De 1902 a 1905, auxiliando al pueblo de Yautepec que tenía
problemas con el hacendado Pablo Escandón, los acompañó a la ciudad de
México, donde acudían ante las diferentes dependencias públicas para
pedir se les hiciera justicia.
El 15 de abril de 1906, los habitantes de Anenecuilco enviaron un
escrito al gobernador del estado planteándole sus problemas con las
tierras, y éste convocó una reunión, a la que asistieron representantes
del pueblo de Villa de Ayala y de Anenecuilco, entre los que se
encontraba Emiliano Zapata.
En 1909 Zapata apoyó a Patricio Leyva en las elecciones para
gobernador del estado, enfrentándose al hacendado Pablo Escandón, que
ganó las elecciones.
El 12 de septiembre de ese año fue elegido en asamblea
representante de su pueblo para seguir la lucha por la restitución de
las tierras. Al terminar la misma, le hicieron entrega de los documentos
de la comunidad.
En 1910 repartió las tierras del llano de Huajar, que los de
Villa de Ayala ya iban a sembrar con el permiso de la hacienda del
Hospital. A fines de año volvió a repartir tierras en Anenecuilco, Villa
de Ayala y Moyotepec.
No participó de manera activa en la campaña presidencial de
Francisco I. Madero, pero cuando éste promulgó el Plan de San Luis, en
cuyo contenido se manifestaba la restitución de tierras a las
comunidades campesinas despojadas, inmediatamente se aprestó a apoyarlo.
Participó en una reunión secreta para elegir a un representante
que se entrevistara con Madero y le pidiera instrucciones sobre los
pasos a seguir. A su regreso trajo las instrucciones de nombrar a
Patricio Leyva líder del movimiento insurreccional.
Se alzaron en armas el 10 de marzo de 1911 en Villa de Ayala, y
formaron la primera guerrilla con 70 hombres. Días más tarde tomaron
Jojutla.
El 29 de marzo asumió el mando de las fuerzas maderistas y tomó
Axochiapan, luego asaltó la hacienda de Chinameca, tomó Jonacatepec,
sitió Cuautla, entonces defendida por lo más selecto del ejército
porfirista.
Siete días más tarde, Porfirio Díaz se embarcaba en Veracruz en
el Ipiranga para dirigirse a Europa y el 27 de mayo Zapata entró con
5.000 hombres en Cuernavaca.
El 2 de junio y el gobierno federal designó un gobernador
provisional del estado sin que Zapata estuviera de acuerdo. Esto hizo
que el día 6 se trasladara a la ciudad de México con los principales
jefes guerrilleros para entrevistarse con Madero.
Se inicia así el largo debate de la revolución, sobre dos ejes
fundamentales: los hacendados querían desarmar a toda costa a la
guerrilla y ésta quería las tierras para los campesinos. Además se
negociaba también el nombramiento del gobernador del estado y el control
sobre la policía, que Zapata exigía que se reclutara entre las fuerzas
guerrilleras. En esas negociaciones, Madero tuvo que viajar varias veces
a Morelos a entrevistarse con los dirigentes guerrilleros y, a la
inverso, también acudió Zapata varias veces a Ciudad de México para lo
mismo.
Los hacendados comenzaron una campaña de intoxicación en la
prensa en contra de Zapata, a quien hacían aparecer como un bandido a
quien había que exterminar. Mientras Zapata desmovilizaba sus tropas y
entregaba 3.500 armas, en la ciudad de México le lanzaban acusaciones de
haberse levantado nuevamente en armas.
El 9 de agosto el presidente Francisco León de la Barra dió
instrucciones al general Victoriano Huerta para que marchara al estado y
terminara por la fuerza con el desarme de las tropas zapatistas porque no debían tratar con bandidos.
La movilización que se inició el 19 de agosto. Zapata le dijo entonces a
Madero que con las mismas armas que lo elevaron, lo derrocarían. Madero
trató de contemporizar y Zapata le dijo que mientras se siga
desarmando a los elementos revolucionarios y se les dé apoyo a las
fuerzas federales, la revolución y usted mismo están en peligro. Claro
vemos que cada día se entrega usted más en manos de los enemigos de la
revolución.
Zapata concentró sus tropas en Villa de Ayala y lanzó un
Manifiesto al Pueblo de Morelos, donde exponía la gravedad del problema.
Como respuesta a este desafío, el 29 de agosto el presidente León de la
Barra celebró un Consejo de Ministros donde se acordó que Victoriano
Huerta activara la persecución de Zapata hasta lograr su exterminio.
Huerta ocupó con sus fuerzas la plaza de Cuautla el 31 de agosto;
el 12 de septiembre atacó la hacienda de Chinameca, donde se encontraba
Zapata, que logró escapar.
Entonces pasó a la ofensiva y sus fuerzas ocuparon Topilejo,
Tulyehualco, Nativitas y San Mateo en el valle de México, y avanzaron
sobre Milpa Alta.
La ofensiva causó alarma en la ciudad de México, y la Cámara de Diputados los consideró de importancia nacional.
En octubre se logró la firma del Plan de Ayala y, el 30 de abril
del siguiente año Zapata lanzó la primera reivindicación agraria en el
pueblo de Ixcamilpa, Puebla.
En enero de 1912, Madero nombró al General Juvencio Robles jefe de la campaña, que incendió y devastó el estado.
Después del asesinato de Madero, tras el golpe de Estado que
instaló a Huerta en el poder, Zapata ordenó batir a las fuerzas
golpistas.
Por su parte, Huerta emprendió una campaña en el sur para tratar de destruir a las fuerzas revolucionarias.
Emiliano Zapata lanzó otro manifiesto a la nación el 20 de
octubre, donde justificaba su actitud rebelde y hacía un llamamiento a
todos los mexicanos para que se unieran a la Revolución.
Las fuerzas zapatistas tomaron Chiautla, en el estado de Puebla;
casi todo Guerrero, incluyendo Chilpancingo; todo Morelos con su
capital, Cuernavaca; parte de Hidalgo incluyendo Pachuca; parte del
Estado de México y el sur del Distrito Federal.
El 14 de julio de 1914 los revolucionarios se reunieron en San
Pablo Oxtotepec, ratificaron el Plan de Ayala, nombraron a Zapata
dirigente de la revolución y pidieron que el Plan Ayala fuera incluido
en la nueva Constitución.
Huerta fracasó en su plan para aplastar a la revolución. El 15 de
julio renunció y algo después subió al poder el general Venustiano
Carranza quien, después de ocupar la ciudad de México el 14 de agosto,
declaró que tenía 60 mil rifles para combatir a Zapata y que no
permitiría su entrada en la capital porque era un bandido. Se negó a
acatar el Plan Ayala y anifestó que la paz sólo se hacía con la sumisión incondicional de las fuerzas zapatistas a las constitucionalistas,
y que los hacendados tenían sus derechos sancionados por las leyes y no
era posible quitarles sus propiedades para darlas a quien no tenía
derecho.
Zapata lanzó otro manifiesto Al Pueblo Mexicano, donde reiteró
que la Revolución no se había hecho para conquistar ilusorios derechos
políticos que no dan de comer, sino para procurarse un pedazo de tierra
que habría de proporcionarle alimento.
Carranza convocó a una Convención en la Cámara de Diputados de la
ciudad de México el 1 de octubre de 1914, pero se suspendió para que
participaran en ella los zapatistas y villistas.
Los revolucionarios designaron una comisión para que asistiera a
la Convención en Aguascalientes, con instrucciones precisas de luchar
hasta conseguir que la asamblea hiciera suyos los principios sostenidos
por el Ejército Libertador del Sur y lograron que la Convención hiciera
suyos los postulados del Plan de Ayala.
El 30 de octubre la Convención acordó el cese de
Carranza como Primer jefe, designando a Eulalio Gutiérrez como
presidente provisional de la República. El 24 de noviembre por la noche
se apoderaron de la capital de la República las fuerzas del Ejército
Libertador del Sur, al mando del General Antonio Barona, obligando al
General Obregón a abandonarla.
El 4 de diciembre se reunieron por primera vez los generales Emiliano Zapata y Pancho Villa
en Xochimilco, Distrito Federal, donde suscribieron un pacto por el
cual se comprometieron a luchar juntos en contra de Carranza, y
desfilaron por las principales calles de la capital, al frente del
Ejército Libertador del Sur y de la División del Norte, respectivamente.
Para cumplir lo dispuesto en los artículos 6 y 7 del Plan de
Ayala, Zapata creó las primeras Comisiones Agrarias; estableció el
Crédito Agrícola; fundó la Caja Rural de Préstamos que funcionó con
éxito en el estado de Morelos durante 1915 y 1916; y reorganizó la
industria azucarera.
El 22 de octubre de 1915 el gobierno de la Convención promulgó una Ley Agraria.
El General Zapata lanzó un Manifiesto al Pueblo Mexicano, en
Quilamula el 10 de julio de 1916, donde hacía responsable a Carranza de
la Expedición Punitiva y llamaba a la unidad nacional para acabar con
los traidores. En 1917, el ejército agrarista finalmente logró expulsar a
las tropas carrancistas de los estados de Morelos y Guerrero, donde
continuó trabajando por la implantación de los postulados del Plan de
Ayala.
El 20 de abril lanzó otro Manifiesto al Pueblo, donde señaló los
errores del gobierno carrancista y exhortó a los revolucionarios y a los
mexicanos en general a unirse a su movimiento. El 20 de mayo lanzó otro
manifiesto donde decía que la caída del gobierno carrancista era una
exigencia; reafirmaba la liberación de la tierra y, la emancipación del
campesino, sin capataces ni amos. Calificó a los soldados carrancistas
de aventureros sin escrúpulos ni conciencia, de no hombres sino furiosos
adversarios sin bandera ni principios, que tenían como programa el
pillaje y como ideales el saqueo y el botín.
El 18 de agosto de 1918, los carrancistas se apoderaron
nuevamente de las plazas principales del estado. Las actividades
militares en forma de guerrillas se redoblaron y gracias a eso los
carrancistas no pudieron expulsar al jefe de la revolución agraria,
quien trasladó su cuartel general a las estribaciones del Popocatépetl.
En ese año, el movimiento zapatista atravesó por graves
circunstancias; no solo tuvo que enfrentar a las tropas
constitucionalistas, sino que se suscitaron algunas divisiones y
deserciones. Algunos aceptaron la amnistía que les ofrecía el gobierno, e
incluso llegaron a enfrentarse a sus ex compañeros de lucha. El
zapatismo perdió terreno, posiciones y hombres.
A pesar de su notoria debilidad, seguía siendo uno de los
principales problemas del gobierno de Carranza. El mayor desafío de
Emiliano Zapata al régimen carrancista la constituyó su carta abierta
del 17 de marzo de 1919, en la que acusaba públicamente al Presidente de
ser la causa de todos los males que sufría el país.
El 10 de abril de 1919 asesinaron a Zapata pero la revolución no
cejaba y, si bien muchos hombres dejaron las armas, otros como Gildardo
Magaña hicieron público su afán de consumar los ideales por los que
tantos años habían luchado y vengar la muerte de Zapata.
El movimiento agrario morelense no fue finiquitado por la
desaparición de su dirigente y se mantuvo en rebeldía hasta 1920, en que
estableció una alianza con la facción revolucionaria obregonista, que
triunfó en la rebelión de Agua Prieta.
El actual EZLN no sólo no ha seguido el ejemplo del gran
revolucionario mexicano, sino que ha tratado de prostituir su memoria, y
atraerse a los campesinos pobres de Chiapas para sus sucios manejos.
Material copiado
Casi todo el material publicado en este blog, ha sido extraido de ANTORCHA órgano de comunicación del Partido Comunista de España (reconstituido). Otros que pertenecen a otras fuentes, son siempre bién señaladas.
Son trabajos con una estupenda elaboración y se trata de publicitarlos lo máximo posible en estos tiempos que corren.
Son imprescindibles.
No he podido pedir autorización para la publicación de los mismos, pero estoy seguro de que contaría con ella sin duda alguna.
Salud y República Popular.
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