Material copiado

Casi todo el material publicado en este blog, ha sido extraido de ANTORCHA órgano de comunicación del Partido Comunista de España (reconstituido). Otros que pertenecen a otras fuentes, son siempre bién señaladas.
Son trabajos con una estupenda elaboración y se trata de publicitarlos lo máximo posible en estos tiempos que corren.
Son imprescindibles.
No he podido pedir autorización para la publicación de los mismos, pero estoy seguro de que contaría con ella sin duda alguna.
Salud y República Popular.

domingo, 10 de junio de 2012

Jakov Sverdlov (1885-1919)

Este gran dirigente bolchevique nació en Nijny Novgorod en 1885 en el seno de una familia judía.
Con muchas dificultades, su padre logró que Jakov ingresara en la escuela provincial de Nizhny Novgorod, donde se enfrentó a un profesorado oscurantista y reaccionario, así como al sistema escolar represivo impuesto por el zarismo.
Mientras era estudiante, comenzó a intervenir en las luchas contra la autocracia y en 1902, cuando sólo contaba con 16 años de edad, ingresó en el Partido Social-Demócrata.
Tras acabar sus estudios, comenzó a trabajar en una droguería de Kanavin como aprendiz.
En 1905 participó activamente en la revolución y se ganó una merecida fama como orador, capaz de transmitir a amplias masas de obreros, las consignas bolcheviques e infundirles ánimo.
Fue detenido en junio de 1906 y encarcelado durante tres años. A su salida de prisión se trasladó a Moscú, donde se reincorporó al Partido y continuó organizando al proletariado, hasta que fue nuevamente detenido y deportado a Siberia.
Escapó en 1910, fue capturado de nuevo y condenado a cuatro años de cárcel, desde la que intentó fugarse varias veces sin éxito, hasta el punto de estar a punto de congelarse en una de ellas, cuando cayó en un rio de agua helada.
En el otoño de 1912 consiguió por fin escaparse y se incorporó a la organización del Partido en Petersburgo, donde trabajó en la redacción de Pravda.
Pero fue delatado por Roman Malinovski, un policía infiltrado en las filas bolcheviques, y cumplió el resto de su condena en Turujansk, en Siberia.
En el otoño de 1913, durante la conferencia de Poronin del Partido, sus camaradas lo cooptaron para el Comité Central en su ausencia, ya que se encontraba desterrado en ese momento.
Tras la revolución de febrero de 1917, Sverdlov regresó a Petrogrado, incorporándose de nuevo al Partido, en el que fue confirmado como miembro del Comité Central. Junto con Dzerzhinski, dirigió su comisión militar.
A partir de agosto de 1917 fue el máximo responsable de organización y, por tanto, era él quien presidía las sesiones del Comité Central cuando Lenin estaba ausente. De hecho, fue el secretario general del Partido bolchevique hasta su muerte.
Fue uno de los organizadores directos de la Revolucíon de Octubre y tras ella, recorrió todo el país, organizando a la clase obrera y enfrentándose a los ejécitos contrarrevolucionarios.
Desempeñó un papel fundamental en la propuesta de disolución de la Asamblea constituyente y en la firma del Tratado de Brest-Litovsk.
Luego fue designado presidente de la asamblea constituyente y posteriormente, aunque fue proclamado de modo oficial, del Comité Ejecutivo Central de los soviets, lo que equivalía al cargo de Jefe de Estado del nuevo país, el máximo rango administrativo.
Como presidente, fue el encargado de redactar la Constitución, la primera constitución socialista de la historia.
Murió muy joven en Oriol el 16 de marzo de 1919 cuando sólo contaba con 33 años de edad, acomo consecuencia de una epidemia de fiebre que asoló al naciente país de los soviets inmediatamente después de la revolución.
Al morir Lenin le dedicó un sentido epitafio en una sesión especial del Comité Central: Hombres como estos son indispensables; para reemplazarle necesitaríamos todo una batallón de ellos. También Lunacharski dijo de él que había sido un ejemplo de organizador bolchevique clandestino, prototipo del revolucionario profesional. Decía que Sverdlov tenía un conocimiento enciclopédico de todo el Partido, hasta el punto que parecía haber analizado a todos y cada uno de los militantes del Partido y sabía cómo tratar con sus camaradas.
En memoria de este gran dirigente bolchevique, tras su muerte la ciudad de Ekaterinburgo pasó a llamarse Sverdlovsk.

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