Material copiado

Casi todo el material publicado en este blog, ha sido extraido de ANTORCHA órgano de comunicación del Partido Comunista de España (reconstituido). Otros que pertenecen a otras fuentes, son siempre bién señaladas.
Son trabajos con una estupenda elaboración y se trata de publicitarlos lo máximo posible en estos tiempos que corren.
Son imprescindibles.
No he podido pedir autorización para la publicación de los mismos, pero estoy seguro de que contaría con ella sin duda alguna.
Salud y República Popular.

lunes, 4 de junio de 2012

José Vicente Artigues Fornés (1951-1976)

José Vicente Artigues Fornés Nació en Pedreguer (Alicante), en el seno de una familia de pequeños campesinos. Su padre, que murió en 1974, había luchado en las filas del Frente Popular durante la Guerra Nacional Revolucionaria, por lo que sufrió en sus carnes directamente la represión fascista.
José Vicente, desde muy joven, tuvo que ayudar en la tienda de la familia, mientras realizaba algunos estudios. En 1973 se casó, instalándose en Valencia y comenzando a trabajar en la construcción. En el verano de aquel mismo año, con 22 años, tuvo los primeros contactos con la OMLE.
Desde el primer momento demostró entusiasmo y una gran disposición y entrega, pasando a ser militante. Jose Vicente puso todo su empeño en impulsar la OMLE en Valencia, en formar un núcleo sólido de comunistas en Levante. Venciendo todas las dificultades, cumplió con su deber, enviando cada mes a la dirección de nuestro Partido un detallado informe de la actividad del núcleo comunista, mandando las cuotas puntualmente y redactando crónicas de las luchas obreras de la región. También imprimían pegatinas con las consignas de la Organización y con una vietnamita confeccionaban octavillas, llegando en alguna ocasión a sacar un órgano local El Bolchevique, prueba de su tenacidad y espíritu de iniciativa, que difundían ellos mismos por las zonas fabriles valencianas.
Después del Congreso Reconstitutivo, pasó a la Sección Catalana de nuestro Partido, donde ocupó la responsabilidad de propaganda, dentro el Comité Nacional. En Barcelona siguió trabajando en la construcción y en una fábrica. Se consagró por entero a la causa comunista: dirigió los organismos de propaganda, puso todo su empeño en conseguir su máxima difusión, escribió frecuentemente en el suplemento de Gaceta Roja, que salía puntualmente cada quincena y enviaba crónicas a la dirección. Llevó, además, una labor de orientación con los nuevos camaradas que iban avanzando con el Partido y se esforzó en organizar a los obreros y simpatizantes.
Poco antes del 18 de julio de 1976, pasó a los GRAPO. Previamente había estado en su pueblo y había recomendado a sus amigos que si algún día le pasaba algo que contasen por todo el pueblo la verdad. Así lo hicieron al enterarse de su muerte, impidiendo que el alcalde y la Guardia Civil calumniasen su memoria diciendo que era un delincuente común.
Los que convivieron con el camarada Artigues recuerdan sus cualidades de gran comunista. No se trata, como suele ocurrir, de considerar más de lo que realmente son las personas queridas que ya están muertas; en su caso no es así: realmente fue un comunista ejemplar. En él destacaba, en primer lugar, su profunda convicción de que sólo con la lucha armada conseguiremos el derrocamiento del régimen fascista y, como consecuencia, su disposición para coger las armas desde el primer momento que se le reclamó para ello. Su entusiasmo fue enorme cuando nuestro Comité Central, tras las sucesos de Vitoria en marzo de 1976, llamó a buscar armas y aprender su manejo; en sus conversaciones diarias con los camaradas no cesaba de repetir esta consigna. Por aquellas fechas el camarada escribió en Cataluña Roja nº 6: Los obreros [...] muy pronto van a ir a las barricadas. Pero ya no bastan estos medios de defensa. La policía ha tirado la porra y ha tomado la metralleta, nosotros tenemos que hacer lo mismo. Es de extrema necesidad que empecemos hoy mismo a aprender el manejo de las armas, a preparar la insurrección. Hay que enfrentarse con las armas, de lo contrario tenemos las de perder [...] Y ante eta situación, como comunistas, es nuestro deber orientar, dirigir y encabezar, en la medida de nuestras fuerzas, la lucha.
Era un combatiente lleno de coraje y decisión. Participó en la colocación de bombas en Barcelona el 18 y el 31 de julio de 1976, y también en muchos otros operativos armados de menor importancia.
El 13 de octubre de 1976 cayó asesinado por un perro guardián en el asalto a un banco en Valencia. Había sido herido allí mismo y fue rematado inmediatamente por el mercenario cuando estaba en el suelo. Durante su entierro, Gayá, el alcalde de Pedreger y la Guardia Civil, trataron de ensuciar su memoria calificándole de delincuente común pero sus amigos difundieron lo que él les había advertido con anterioridad por si le ocurría un percance: que era militante de nuestro Partido y de los GRAPO.
También era un cuadro del Partido, profundamente convencido del triunfo seguro de nuestra causa y dedicado en cuerpo y alma a la causa del proletariado. Era un profesional revolucionario entregado a la revolución, dispuesto a trabajar allí donde fuera necesario. Desde el primer momento que entró en la Organización estuvo siempre dispuesto para hacer todo lo que estuviera a su alcance e ir allí donde fuera más útil al Partido y la clase obrera.
Unía a todo esto su vehemencia, su coraje para acometer los planes propuestos y resolver las dificultades que iban surgiendo en el trabajo. Poseía un gran entusiasmo revolucionario, que contagiaba a toda aquellos con los que se relacionaba; esto hacía de él un hombre de permanente buen humor y de un trato afable, por lo que el vacío que dejó entre nosotros después de su muerte fue aún mayor.
Su muerte en plena juventud, cuando sólo tenía 25 años, no fue inútil. Después de él muchos hombres y mujeres acudieron a ocupar el puesto vacante que él dejó, y la lucha armada ha alcanzado unos niveles de intensidad y amplitud que ni él mismo, pudo imaginar; a ello contribuyó el camarada Artigues con su vida y con su ejemplo.

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