José Vicente Artigues Fornés Nació en Pedreguer (Alicante), en el seno
de una familia de pequeños campesinos. Su padre, que murió en 1974,
había luchado en las filas del Frente Popular durante la Guerra Nacional
Revolucionaria, por lo que sufrió en sus carnes directamente la
represión fascista.
José Vicente, desde muy joven, tuvo que ayudar en la tienda de la
familia, mientras realizaba algunos estudios. En 1973 se casó,
instalándose en Valencia y comenzando a trabajar en la construcción. En
el verano de aquel mismo año, con 22 años, tuvo los primeros contactos
con la OMLE.
Desde el primer momento demostró entusiasmo y una gran
disposición y entrega, pasando a ser militante. Jose Vicente puso todo
su empeño en impulsar la OMLE en Valencia, en formar un núcleo sólido de
comunistas en Levante. Venciendo todas las dificultades, cumplió con su
deber, enviando cada mes a la dirección de nuestro Partido un detallado
informe de la actividad del núcleo comunista, mandando las cuotas
puntualmente y redactando crónicas de las luchas obreras de la región.
También imprimían pegatinas con las consignas de la Organización y con
una vietnamita confeccionaban octavillas, llegando en alguna ocasión a
sacar un órgano local El Bolchevique, prueba de su tenacidad y espíritu de iniciativa, que difundían ellos mismos por las zonas fabriles valencianas.
Después del Congreso Reconstitutivo, pasó a la Sección Catalana
de nuestro Partido, donde ocupó la responsabilidad de propaganda, dentro
el Comité Nacional. En Barcelona siguió trabajando en la construcción y
en una fábrica. Se consagró por entero a la causa comunista: dirigió
los organismos de propaganda, puso todo su empeño en conseguir su máxima
difusión, escribió frecuentemente en el suplemento de Gaceta Roja,
que salía puntualmente cada quincena y enviaba crónicas a la dirección.
Llevó, además, una labor de orientación con los nuevos camaradas que
iban avanzando con el Partido y se esforzó en organizar a los obreros y
simpatizantes.
Poco antes del 18 de julio de 1976, pasó a los GRAPO. Previamente
había estado en su pueblo y había recomendado a sus amigos que si algún día le pasaba algo que contasen por todo el pueblo la verdad.
Así lo hicieron al enterarse de su muerte, impidiendo que el alcalde y
la Guardia Civil calumniasen su memoria diciendo que era un delincuente
común.
Los que convivieron con el camarada Artigues recuerdan sus
cualidades de gran comunista. No se trata, como suele ocurrir, de
considerar más de lo que realmente son las personas queridas que ya
están muertas; en su caso no es así: realmente fue un comunista
ejemplar. En él destacaba, en primer lugar, su profunda convicción de
que sólo con la lucha armada conseguiremos el derrocamiento del régimen
fascista y, como consecuencia, su disposición para coger las armas desde
el primer momento que se le reclamó para ello. Su entusiasmo fue enorme
cuando nuestro Comité Central, tras las sucesos de Vitoria en marzo de
1976, llamó a buscar armas y aprender su manejo; en sus
conversaciones diarias con los camaradas no cesaba de repetir esta
consigna. Por aquellas fechas el camarada escribió en Cataluña Roja nº 6: Los obreros [...]
muy pronto van a ir a las barricadas. Pero ya no bastan estos medios de
defensa. La policía ha tirado la porra y ha tomado la metralleta,
nosotros tenemos que hacer lo mismo. Es de extrema necesidad que
empecemos hoy mismo a aprender el manejo de las armas, a preparar la
insurrección. Hay que enfrentarse con las armas, de lo contrario tenemos
las de perder [...] Y ante eta situación, como comunistas, es
nuestro deber orientar, dirigir y encabezar, en la medida de nuestras
fuerzas, la lucha.
Era un combatiente lleno de coraje y decisión. Participó en la
colocación de bombas en Barcelona el 18 y el 31 de julio de 1976, y
también en muchos otros operativos armados de menor importancia.
El 13 de octubre de 1976 cayó asesinado por un perro guardián en
el asalto a un banco en Valencia. Había sido herido allí mismo y fue
rematado inmediatamente por el mercenario cuando estaba en el suelo.
Durante su entierro, Gayá, el alcalde de Pedreger y la Guardia Civil,
trataron de ensuciar su memoria calificándole de delincuente común
pero sus amigos difundieron lo que él les había advertido con
anterioridad por si le ocurría un percance: que era militante de nuestro
Partido y de los GRAPO.
También era un cuadro del Partido, profundamente convencido del
triunfo seguro de nuestra causa y dedicado en cuerpo y alma a la causa
del proletariado. Era un profesional revolucionario entregado a la
revolución, dispuesto a trabajar allí donde fuera necesario. Desde el
primer momento que entró en la Organización estuvo siempre dispuesto
para hacer todo lo que estuviera a su alcance e ir allí donde fuera más
útil al Partido y la clase obrera.
Unía a todo esto su vehemencia, su coraje para acometer los
planes propuestos y resolver las dificultades que iban surgiendo en el
trabajo. Poseía un gran entusiasmo revolucionario, que contagiaba a toda
aquellos con los que se relacionaba; esto hacía de él un hombre de
permanente buen humor y de un trato afable, por lo que el vacío que dejó
entre nosotros después de su muerte fue aún mayor.
Su muerte en plena juventud, cuando sólo tenía 25 años, no fue
inútil. Después de él muchos hombres y mujeres acudieron a ocupar el
puesto vacante que él dejó, y la lucha armada ha alcanzado unos niveles
de intensidad y amplitud que ni él mismo, pudo imaginar; a ello
contribuyó el camarada Artigues con su vida y con su ejemplo.
Material copiado
Casi todo el material publicado en este blog, ha sido extraido de ANTORCHA órgano de comunicación del Partido Comunista de España (reconstituido). Otros que pertenecen a otras fuentes, son siempre bién señaladas.
Son trabajos con una estupenda elaboración y se trata de publicitarlos lo máximo posible en estos tiempos que corren.
Son imprescindibles.
No he podido pedir autorización para la publicación de los mismos, pero estoy seguro de que contaría con ella sin duda alguna.
Salud y República Popular.
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